Pin It

Pinar del Río, 24 ago.- El ingeniero Daniel Guzmán Peña asegura que, cuando tenga el equipo delante, no lo voy a reconocer, ya que tiene el mismo acabado del resto de las máquinas de procedencia brasileña ubicadas en la industria.

Daniel Guzmán habla del molino para la obtención de harina de arroz, que desde hace meses constituye el orgullo de los innovadores en la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Los Palacios.

Cuenta que los resultados han sido tan buenos que en la actualidad se trabaja en la fabricación de cinco equipos similares, para otros territorios del país.
«La iniciativa surgió a finales del año pasado, en medio de las dificultades afrontadas a nivel nacional con la disponibilidad de harina de trigo», explica Daniel Guzmán.

Directivos del sector arrocero conocieron en Brasil del empleo de la harina de arroz para múltiples aplicaciones en las que se podía reemplazar a la de trigo, y de un molino encargado de procesar este valioso alimento.

«Gracias a la vasta experiencia de nuestros obreros se confeccionaron las piezas y se logró armarlo», rememora Guzmán Peña, quien se desempeña como especialista principal de mantenimiento industrial en Los Palacios.

Miguel Contino Lorenzo, pailero con 40 años de trayectoria, confiesa que fue un encargo complejo, porque no es lo mismo guiarse por una pieza de fábrica que por la descripción de un equipo.

«Poco a poco fuimos determinando las dimensiones y las formas exactas. Complicaciones tuvimos unas cuantas, porque era un trabajo que hacíamos por primera vez».

«Se hizo la prueba y arrancó perfectamente. Sin embargo, el problema mayor vino después, con los guayos por donde pasa la harina, que deben tener entre 0,3 y 0,5 milímetros de diámetro», detalla Alberto Hernández, jefe de producción del taller.

«En eso sí se enredó un poco la cosa, porque cuando probamos, la presión del aire absorbió la malla y hubo que empezar a hacer adaptaciones hasta lograr lo que queríamos».

El resultado ha sido un equipo que entre sus virtudes, según el ingeniero Yoel Ribet Molleda, director general de la eaig, permite el aprovechamiento de cientos de toneladas de arroz partido durante el proceso de molinado, las cuales se destinaban anteriormente a la alimentación animal, y ahora se convierten en un valioso aditivo que sustituye importaciones.

Hasta el momento, el novedoso aparato ha procesado cerca de 200 toneladas de harina, las cuales han tenido como destino más de una decena de empresas de Pinar del Río, La Habana, Mayabeque y la Isla de la Juventud, donde se ha estado empleando sobre todo en la elaboración de embutidos, croquetas y otros surtidos similares.

Como está destinada al consumo de la población, el ingeniero Daniel Guzmán explica que continuamente se le han estado realizando pruebas de calidad e inocuidad.

«La acogida hasta ahora ha sido buena, tanto por las entidades que la utilizan, como por la población que recibe el producto final», asegura.
A partir de esta primera experiencia, el taller fabril de la empresa pinareña asume en la actualidad la construcción de dos molinos que estarán destinados a las provincias de Granma y Sancti Spíritus, y luego deberán fabricar otros tres, para terminar de cubrir los principales polos arroceros del país.

Según sus trabajadores, todos tendrán el mismo acabado del que ya funciona desde hace meses. Una máquina exacta a las que se fabrican actualmente a escala internacional, con el valor adicional de haber sido hecha en Cuba, a partir de la inteligencia y la destreza de un grupo de innovadores. (Granma)