Pin It

tulawebtulawebLa lucha contra la violencia hacia la mujer y sus deseos de continuar alcanzando los mismos derechos que los hombres, constituyen temas del momento en los medios de comunicación de la sociedad cubana actual.

Sin embargo, ésta resulta una problemática que ya tenía sus defensores cuando en la Mayor de las Antillas reinaba el Romanticismo y corría el siglo XIX. Este movimiento artístico, referente para estudiosos contemporáneos, aparece en la memoria de la Isla representado por Tula, sobrenombre cariñoso de la destacada poetisa camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, nacida el 23 de marzo de 1814.

Generalmente, las féminas hispanoamericanas de otrora que se encaminaban hacia los quehaceres literarios enfrentaban prejuicios sociales e incluso, amplias disputas con sus familias.

Consecuentemente, las que pudieron grabar su nombre en la historia resultan aquellas que, además de poseer valores creativos, ganaron la ineludible y dura batalla.

Por tal motivo la Avellaneda se corona como un ejemplo, no solo para los literatos de la ínsula, sino también para los que siguen un sueño y tropiezan con las piedras discriminatorias que aún subyacen en los caminos de la sociedad.

Tula se arrimó al arte de la escritura mediante el deleite en la lectura, la redacción de pequeños relatos y la representación de obras de teatro.

Sació parte de su sed de conocimiento bebiendo de las ideas y el estilo de George Gordon Byron, más conocido como Lord Byron, poeta y político inglés, considerado uno de los escritores más versátiles e importantes del Romanticismo; así como también del poeta, novelista, dramaturgo y crítico francés Víctor Hugo, cuyas obras constituyeron un gran impulso a las letras románticas de su país.

La peregrina, pseudónimo bajo el cual se conoció a la Avellaneda, brilló en escenarios internacionales tras su partida en 1836 hacia España, donde estrenó en Sevilla su primer drama, Leoncia.

Arrastrando toda una cadena de exitosas creaciones con la frescura de lo cubano, elemento que siempre caracterizó su quehacer, obtuvo en 1845 los dos primeros premios de un certamen poético organizado por el Liceo Artístico y Literario de Madrid, momento a partir del cual figuró entre los escritores de mayor renombre de su época, convirtiéndose en la mujer más renombrada de toda la capital ibérica, después de Isabel II.

Este curioso dato enorgullece a todos los locales que, aunque no conozcan a fondo la vida y obra de Tula, sienten correr por sus venas el arraigo y la pertenencia que describe a todos los nacidos en este territorio caribeño.

Además de la poesía, la Avellaneda cultivó los géneros narrativos y especialmente, el dramático. Escribió una serie de novelas, la más famosa Sab (1841), que trata la temática antiesclavista y refiere anécdotas de amores no correspondidos.

Otra de sus novelas- Guatimozín- reúne una gran cantidad de erudición histórica y se sitúa en el México de la etapa de la conquista. En sus restantes obras narrativas sigue presente la decidida crítica a la sociedad convencional.

En cuanto al teatro, su labor ocupa un lugar importante en la escena española del periodo 1845-1855, cuando el drama romántico había decaído y aún no había surgido la alta comedia.

Evidentemente, la camagüeyana extiende la lucha por realizar sus sueños y poner en alto a las féminas, y es en ese afán que saca a la luz La Mujer, una serie de artículos en los que intenta demostrar la igualdad intelectual entre damas y hombres, preponderando la superioridad erudita de ellas.

Al regresar a su tierra natal continúa sus trabajos literarios; dirige en 1860 la revista El Álbum Cubano y en este medio publica sus leyendas La montaña maldita, La dama de Amboto y La flor del ángel.

Tras la muerte de su esposo regresa a España, donde muere el primero de febrero de 1873 en Madrid. Durante sus últimos años se dedicó, casi exclusivamente, a la tarea de corregir sus obras.

Varios han sido los investigadores que han estudiado las creaciones de esta talentosa cubana, mujer de todos los tiempos y ejemplo de perseverancia. (, Tomado de Cadenagramonte)