Pin It

Foto: CadenagramonteFoto: CadenagramonteMoscú, 17 jul.- Rusia y Estados Unidos pasaron la prueba del primer forcejeo estratégico que gana cuerpo con la búsqueda de asuntos concretos de interés común, en un intento por tocar fondo y comenzar a remontar la estela negativa de sus nexos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, dialogaron este lunes en privado durante dos horas y 10 minutos, en la sala Gótica del Palacio Presidencial finlandés, y después otra hora y media a nivel de delegaciones en la misma instalación.

Hace cuatro horas, las relaciones entre nuestros dos países registraban el peor momento en su Historia, pero desde ese momento todo empezó a cambiar, consideró Trump en una conferencia de prensa, tras una reunión histórica en Helsinki.

Nadie firmó nada tras este encuentro, para unos, y Cumbre, para otros, pero como coincidieron ambos estadistas, la cita es el primer paso en un largo camino de recuperación de los nexos y de búsqueda de áreas de cooperación.

Para que esas declaraciones no cayeran en saco roto, Putin y Trump acordaron la creación de un consejo de expertos, integrado por historiadores, políticos y exmilitares con experiencia de cómo se desarrollaron los nexos de forma positiva en el pasado.

El propio Presidente norteamericano reconoció que era un paso político arriesgado el defender la necesidad de mantener vínculos positivos con Rusia, pero de otra forma no podrían ser los nexos entre dos superpotencias nucleares.

Putin anunció, además, que, pese a 55 rondas de sanciones impuestas por Estados Unidos contra Rusia en los últimos cuatro años, era necesario retomar el diálogo en la esfera de la cooperación comercial.

En ello debe ayudar un consejo de grandes empresarios de ambos estados para hallar vías de colaboración y proyectos comerciales entre las dos naciones que, como reconoció Putin, poseen posiciones divergentes, pero buscan puntos de coincidencia.

La misma temática comercial salió a flote en una conferencia de prensa tras el encuentro. Trump consideró a su país como uno de los mayores productores de gas en el orbe, lo cual debió ser ligera y sutilmente corregido por Putin.

Rusia —afirmó— es una potencia gasífera mundial, y me pregunto qué hará Estados Unidos cuando el nivel de los precios haga irrentable la producción de gas de esquisto y Europa deje de recibir ese combustible.

El mandatario ruso más bien estimó que Moscú y Washington deben hacer esfuerzos para coordinar posiciones en el mercado gasífero.

Pero la cita dejó, como lo demostró literalmente Putin en la conferencia de prensa, el balón del lado estadounidense en temas como el sirio o las acusaciones contra Moscú por una supuesta injerencia en los asuntos internos norteamericanos.

El mandatario ruso dijo desconocer detalles de la acusación proferida por Estados Unidos contra 12 actuales y antiguos miembros de la Inteligencia Militar rusa por “interferir” en las elecciones estadounidenses.

La última palabra en una democracia la tienen los tribunales, no los servicios de Seguridad. Allí se deben mostrar pruebas concretas, declaró Putin cuando se le preguntó por qué Trump debía creerle cuando afirmaba que Rusia no hace injerencia.

Hagan una solicitud oficial, estamos dispuestos a permitir la presencia de representantes norteamericanos en los interrogatorios en Rusia, pero Estados Unidos debe permitir lo mismo para quienes acusamos nosotros y se encuentran en ese país norteño, apuntó.

Putin subrayó, además, que el despliegue por Estados Unidos de su escudo antimisil es una amenaza para la estabilidad y seguridad estratégica, mientras dejó claro que el tema de la soberanía y regreso a Rusia de Crimea estaba cerrado para siempre.

Después de la Cumbre de la “desunión” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Bruselas y el frío encuentro, el domingo, de Trump con la primera ministra británica, Theresa May, esta dejó entrever su creciente preocupación por la reunión de Helsinki.

Nosotros saludamos el encuentro de Putin y Trump en la capital finlandesa y nos pronunciamos por relaciones a largo plazo con Moscú, pero ello es necesario hacerlo desde posiciones de fuerza y unidad, consideró May.

Ninguna declaración conjunta, al parecer, pudo cuajarse para al menos ser anunciada, pues la agenda de Helsinki siempre estuvo abierta al máximo.

Quizás el mayor avance fue la idea de hacer sistemáticos este tipo de encuentros, pero será necesario conocer cómo verán a Trump los políticos norteamericanos a su regreso a Estados Unidos, donde para nada acallan las posiciones rusofóbicos.

El forcejeo sobre temas estratégicos, como la no proliferación nuclear o el desarme, parece ganar cuerpo en un largo camino de negociaciones para reducir la tensión, en medio de una nueva guerra fría y una defensa de intereses propios por ambas partes. (Cadenagramonte)