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Foto: ArchivoFoto: ArchivoSierra de Cubitas, 30 nov.- Nadie duda que la batalla contra las indisciplinas sociales se gana en el barrio, sobre todo si en ella participan los jóvenes, quienes con su frescura, dinamismo y creatividad pueden sensibilizar a los pobladores sobre malas acciones que, por reiteradas, han llegado a convertirse en «normales»

En Sierra de Cubitas los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), realizan acciones para enfrentar ese fenómeno, que cada vez se apodera más del entorno conjuntamente con la situación higiénico-sanitaria, que no en todas las comunidades del territorio luce sus mejores galas.

Experiencias como barrio-debates, trabajos voluntarios, encuentros culturales y deportivos, y visitas a los hogares, llevadas a cabo por los miembros de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), junto a organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) son acciones decisivas para lograr la integralidad y el éxito en el trabajo de los CDR.

Por ello, cuando la máxima dirección del país llama al combate contra el delito, las ilegalidades e indisciplinas sociales, la organización ha asumido su enfrentamiento como prioridad esencial en su trabajo. Sus miembros tienen ante sí el reto de ayudar a transformar este escenario de manera creativa y de forma efectiva.

Esta tarea de enfrentar esos flagelostiene que ser cotidiana, y de la cohesión y disciplina con que se realice dependerán los resultados.

Se trata de enfrentar problemas como los relacionados conlos micro vertederos, la higiene comunal, el maltrato a la propiedad social, los escándalos públicos, la música alta, las palabras obscenas, el alcoholismo, entre otros que se protagonizan en el barrio.

Se impone trabajar sin tregua, amorosamente; no olvidar que en los Comités hay múltiples potencialidades que sería imperdonable no defender y desarrollar. 

Debemos elegir a los más capaces para tomar decisiones dentro de los CDR, a los que son ejemplo de integralidad en el barrio, es hora ya de no acostumbrarse a vivir casados con la indisciplina social; a romper la inercia y la rigidez mental a la hora de concebir el trabajo desde la organización de masas.

Como sociedad socialista, tenemos la capacidad de movilizar a todas las fuerzas en una misma dirección. No existen recetas, hay que analizar detalladamente los problemas, en cada barrio, y desde ahí deben partir las acciones para solucionarlos.