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Foto: GranmaFoto: GranmaParis, 16 abr.- Se dice que en esa isla, en épocas romanas, existía un panteón celta de piedra, donde se predecía el futuro y las cosechas, el cual fue destruido luego de la conquista de las Galias y sustituido por un templo a Júpiter. La Isla «De la Cité» fue el inicio de la cristianización de Francia y el primer lugar en el país donde se erigió una iglesia, también está demostrado que París comenzó a crecer a partir de ese perímetro.

En ese pedazo de mundo está gran parte de nuestro imaginario como civilización humana, por eso cuando Notre Dame, la pieza central de la isla, ardía, recibí varios mensajes con una idea central: «Eso no es solo de los franceses». La imagen de la aguja cayendo sobre el resto de la estructura casi remedaba el final de un esplendor que se remonta al siglo XI, en medio del apogeo del estilo gótico, el único sello que en la Historia del Arte logró aunar a todo el subcontinente europeo.

El gótico marcaba el origen del sistema moderno de nuestras ciudades, las cuales desarrollaron otra vez la civilización luego de siglos de vida rural. Fueron el apogeo de la burguesía y el aumento del comercio los motores de una nueva forma de pensar la luz y el entorno arquitectónico, quizás el preludio de una nueva era que se alejaba de las sombras del Medioevo y avanzaba hacia la razón. La mayor parte de la crítica señala al gótico como la marca primera de la modernidad en el arte.

Notre Dame, además, se transformó en la catedral gótica por excelencia, situándose en el camino de todas las historias que construyen a Francia. Fue escenario, por ejemplo, de la coronación de Napoleón Bonaparte como emperador, los funerales de Charles de Gaulle y Mitterrand. En dicho lugar se celebró la misa en honor a la liberación de París en 1944 de los nazis, resistió los embates de los revolucionarios de 1789 y de los comuneros de 1871, los cuales intentaron devastar sus símbolos religiosos.

En la literatura, el gran Victor Hugo  inmortalizó para siempre la catedral a partir de una tormentosa historia de amor en la novela «Nuestra Señora de París», la cual se ha llevado al cine en varias ocasiones y se transformó en un clásico del tema romántico.

Las palabras del autor de «Los miserables» resonaban en la tarde de las llamas y las columnas de humo, entre el pueblo parisino que se colocaba de rodillas para rezar: «Y la catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma».

Aunque el presidente de Francia Emanuel Macron ha prometido restaurar ladrillo a ladrillo la catedral, esa tarea se calcula en unos 169 millones de dólares. Se trata, en definitiva, del sitio histórico más visitado por el turismo en Europa, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La causa del incendio aún se desconoce, aunque las autoridades plantean que fue «involuntaria», ya que se realizaban labores de restauración en el edificio.

La imagen del inmueble ardiendo ya le da la vuelta al mundo, como un adelanto más de esta época, marcada por la caída de los símbolos que otrora señalaban el poder y la estabilidad de Occidente como centro del desarrollo capitalista. (Con información de Granma)