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Foto: JITFoto: JITLima, 3 ago.- Noche perfecta de cuatro éxitos permitió al boxeo cubano despedirse con ocho coronas de los Juegos Panamericanos con sede en esta ciudad, donde superó por dos las logradas en Toronto 2015.

Soberbia demostración del debutante pluma Osvel Caballero marcó el inicio de la jornada para una armada que validó el propósito de incrementar al máximo el cuarteto de cetros acuñado el día anterior.

Soltura, buen trabajo desde la media y la larga distancias, entradas y salidas bien articuladas, y capacidad para no caer en el estilo del estadounidense subcampeón mundial Duke Ragan convirtieron al antillano en centro de abundantes elogios.

«Me sabía bien preparado y eso me permitió basarme en la física, para explotar al máximo mi rapidez y explosividad y llevar al combate como lo planificamos», comentó poco después de celebrar el 5-0 decretado por los jueces.

«Agradecido por el apoyo que nos ha dado el país y comprometido con regalarle nuevos alegrones», añadió Caballero, capaz de pasar sobre el mayor fogueo del norteño en una puja de muchas exigencias.

Poco después el ligero welter Andy Cruz festejó su segundo ascenso a la cima continental con crédito de 4-1 a costa del bien plantado estadounidense Keyshawn Davis.

«Sabía que no sería una pela fácil, porque se trata de un buen rival, y salió bastante bien del primer asalto, cuando me sorprendió con algunos golpes que me hicieron reaccionar para demostrar quién es el número uno», dijo el líder pluma de la edición anterior.

«La idea siempre fue buscar los contragolpes, y desde que levanté el ritmo me sentí dueño de la situación y seguro de que podía contribuir al objetivo del equipo», sostuvo el dorado del orbe en Hamburgo 2017, otra vez acertado en las combinaciones de su golpeo.

Otros que saben de hegemonías universales también inscribieron sus nombres entre los bicampeones de la fiesta multideportiva americana: el mediano Arlen López como verdugo 5-0 del brasileño Hebert Carvalho y el crucero Erislandy Savón, 4-1 ante el ecuatoriano Julio Castillo.

Arlen dio una demostración que hizo recordar la clase que le llevó al estrellato. Impactó con claridad al sudamericano, explotó sus carencias y dejó sin efectos el ímpetu que siempre le acompañó.

«Llegué en óptimas condiciones a esta final y eso me permitió plantearme una pelea técnica, fundamentalmente en la media distancia, con un poco de larga incluida, teniendo en cuenta lo que implica enfrentar a un hombre de mayor estatura y alcance», sentenció.

Savón, por su parte, se “enredó” con un Castillo al que ha dominado con menos complicaciones, y provocó criterios encontrados en torno al 4-1 con que los oficiales signaron la ratificación del mandato ejercido desde hace cuatro años.

Cuba alzó un día antes los oros del ligero Lázaro Álvarez, el welter Roniel Iglesias, el semicompleto Julio César La Cruz y el supercompleto Dainier Peró.

Álvarez y La Cruz igualaron a los hasta ahora únicos tricampeones panamericanos de la Isla: Rolando Garbey, Orestes Solano y Julio González.

Iglesias se regresó a la cúspide tras visitarla en Guadalajara 2011 y quedar en plata en suelo canadiense, y el estrenado Peró lanzó una señal de peso hacia la consagración definitiva.  

Plata del mosca Yosbany Veitía, “peleado” con la cima en tres ediciones consecutivas, y bronce del minimosca Damián Arce sellaron el botín de una escuadra donde todos se apoderaron de algún premio.  

«Ahora es que podré dormir tranquilo, porque aunque siempre nos acompañó la confianza, a partir de la forma de todos los atletas, el compromiso era fuerte y muy alto el nivel del evento», consideró el entrenador jefe Rolando Acebal. (Con información de JIT)