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Estamos ante el imperativo de hacer producir más la tierra que está ahí, con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor; de generalizar con la mayor celeridad posible, aunque sin improvisaciones, cada experiencia de los productores destacados, tanto del sector estatal como del campesino, y estimular convenientemente la dura labor que realizan en medio del calor sofocante de nuestro clima. Para lograr este objetivo habrá que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios».

Esa certeza del General de Ejército Raúl Castro Ruz, expresada el 26 de julio de 2007, fue reiterada por el diputado Ramón Osmani Aguilar Betancourt, presidente de la Comisión Agroalimentaria, al presentar el informe de los resultados de la más alta fiscalización al Ministerio de la Agricultura (Minag), durante el 2do. Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su 10ma. Legislatura.

Ante la presencia del líder de la Revolución Cubana, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, se conoció que este examen dejó 20 recomendaciones que se deben instrumentar para cambiar los resultados productivos y en el cumplimiento de las funciones estatales del Minag.

Aguilar Betancourt insistió en que «estamos en presencia de un sector de trabajadores, cooperativistas y campesinos humildes, comprometidos con la Revolución, conscientes del papel que desempeñan en la alimentación de la población.

«El incremento de los volúmenes productivos, a pesar de que en algunos casos no sean competitivos en cuanto a los precios, constituye una garantía
para alcanzar la estabilidad y soberanía del país», destacó Aguilar Betancourt.

Sin embargo, apuntó, la estrategia económica y productiva diseñada no ha logrado resultados que impacten lo deseado en la alimentación de nuestro pueblo y en el desarrollo económico del país, a pesar de las acciones realizadas por el Gobierno, el propio organismo y otras instituciones que se vinculan con la producción agropecuaria.

«Una parte importante de los problemas que afectan al sector agropecuario cubano rebasa el alcance de las capacidades y facultades del Ministerio de la Agricultura, requiriendo una atención más integral por parte del Gobierno», destacó.

Reconoció que los cuadros principales del organismo se concentran en la administración de la crisis, buscando soluciones y alternativas ante las carencias de insumos, materias primas y portadores energéticos, en función de la producción agropecuaria, y no siempre se dedica el tiempo necesario a lo estratégico para el desarrollo sostenible.

«En los sistemas de trabajo de dirigentes estatales y empresariales no se prioriza la sistemática vinculación con el municipio, escenario donde se concretan las funciones estatales, la gestión empresarial y la producción de bienes de consumo», consideró.

El informe destaca que este sector ha sido de los más impactados por la crisis generada por la pandemia de la COVID-19 y la política agresiva del Gobierno de Estados Unidos, por lo que el organismo elaboró sus medidas encaminadas a fortalecer la producción nacional de alimentos, la sustitución de importaciones y el incremento de las exportaciones de los rubros tradicionales e incorporar nuevos productos.

Al cierre de junio último la producción agropecuaria mantenía un decrecimiento con relación al plan. Hasta la fecha, de los 14 renglones fundamentales solo cumplen las producciones de hortalizas y maíz. La deficiente gestión del sector empresarial y cooperativo durante estos años es uno de los problemas subjetivos que debe atenderse de manera particular, refiere el documento.

El texto señala también que los programas productivos que aseguran el balance de alimentos para la canasta básica y el consumo social presentan un deterioro marcado, provocando que los productos básicos de la alimentación sean importados.

Las mayores limitaciones se concentran en la falta de capital de trabajo que impide que las inversiones ejecutadas en programas de desarrollo como los dedicados a arroz, granos y café puedan expresar sus potencialidades y recuperar el rendimiento de la inversión.

Advierte el informe que es necesario buscar alternativas financieras que permitan acceder a los insumos básicos para las tecnologías de producción de granos, donde se han hecho inversiones, subutilizadas actualmente. Señala, además, que los incrementos de los precios de las materias primas para los alimentos alteran los costos y afectan económicamente al sistema empresarial avícola y productor de pienso.

El documento refleja la insatisfacción en la gestión de comercialización que realizan las empresas estatales y  muchas cooperativas agropecuarias en la red minorista, así como la que expresan los productores, relacionada con la bancarización de las operaciones.

Igualmente, refiere que se prioriza la ciencia y la innovación en el sector, pero aún es insuficiente el vínculo entre el sector científico y el productor de bienes y servicios. También existe insuficiente cultura de la innovación para asumirla junto a la investigación como herramienta para mejorar los procesos productivos.

El informe reseña que se mantiene la migración de la población rural hacia los pueblos y ciudades, con una tendencia al incremento a partir de agudizarse los problemas que afectan sus condiciones de vida y trabajo. Existe un marcado envejecimiento de los productores y poca motivación de los jóvenes de las familias de mantener la continuidad de las labores en la agricultura.

La atención a las comunidades rurales cuenta con un plan de Gobierno, pero no se avanza en su instrumentación desde la interrelación de lo ministerial y lo territorial para el abordaje integral a los complejos problemas acumulados que existen.

(JR)