Pin It

f0079541f0079541MATANZAS.– En la epopeya histórica unida al nombre del Comandante Juan Almeida Bosque ocupa un lugar significativo el Ejército Central, mando del que fue su primer jefe y donde se hizo digno del afecto de soldados y oficiales.

El legendario guerrillero dirigió ese cuerpo armado desde su fundación, el 4 de abril de 1961, hasta marzo de 1963. Gozaba ya de reputación de hombre de gran firmeza cuando asumió la alta responsabilidad, pero el recuerdo que pervive de generación en generación es su capacidad de trabajo, inteligencia y serenidad.

El hoy teniente coronel Antonio Maceira Fernández, de la sección política de ese Ejército, asegura que Almeida se halla en un lugar muy especial de la institución y que se le evoca en cada actividad o ceremonia militar.

Dice que los más viejos combatientes sostienen que fue un honor haber participado bajo las órdenes de Juan Almeida Bosque en la fundación de aquel Ejército, escuela forjadora de hombres y mujeres dispuestos a ofrecer la vida en la defensa de la Revolución.

Señala que los soldados no ocultan curiosidad por conocer más sobre el amigo de Fidel, el luchador de principios inquebrantables que pronunciara la famosa frase en el instante más difícil del combate de Alegría de Pío: ¡Aquí no se rinde nadie...!

El rumbo que tomaban los acontecimientos tras el triunfo revolucionario presagiaba la pronta injerencia de la contrarrevolución apoyada y financiada desde Estados Unidos.

Eso explica sin dudas el nombramiento de Almeida al frente del Ejército Central.

El entonces Ejército del Centro tuvo una contribución destacada en la lucha contra los mercenarios en Playa Girón y los bandidos en el Escambray, así como en la Crisis de Octubre, significa Maceira.  

María del Carmen Bello Parrado, trabajadora del museo del Ejército Central, reconoce que los visitantes que acuden a ese lugar siguen con una atención ansiosa pasajes de su vida recogidos en una de las salas dedicadas al histórico Comandante.

Comenta que de ahí se desprende claramente que Almeida, además de ser un jefe militar supo conquistar las simpatías de mucha gente por su carácter, sensibilidad y porque mostraba benevolencia hacia sus compatriotas.

El santiaguero Joel Reyes Matos, quien se alzara para la Sierra Maestra con apenas 17 años de edad y formó parte del Tercer Frente Oriental, asevera que Almeida era apreciado por su valentía pero sobre todo porque sostenía la moral de la tropa con el ejemplo personal.

Recuerda el viejo combatiente que pese a su alta jerarquía jamás humilló a nadie y trataba a todos con respeto. Sin dejar de ser exigente, hablaba con voz pausada y muy baja, en un tono afable y hasta cariñoso, rememora Reyes Matos.

Expresa que sintió mucho su muerte, aquel 11 de septiembre del 2009, y que a menudo le viene a la mente la generosidad y sentimientos amistosos del jefe revolucionario, con quien conversó en escasas ocasiones.   

Cuenta que aunque él había sido solo uno más de la partida de combatientes, algunos años después del triunfo tuvo la dicha de verlo nuevamente en la zona donde operó el Tercer Frente Oriental. «Cuando supo de mi presencia por allí se molestó en mandarme a buscar para preocuparse por mí y por mi familia. Así era Almeida».(Texto y foto: granma)