Foto: Cadenagramonte¿Qué nos identifica como camagüeyanos? ¿Cuáles son esos rasgos que nos unen al resto de las regiones de esta Isla caribeña y a la vez nos hacen únicos?
Muchas son las marcas que reconocen historiadores y forman parte también de la caracterización de lo camagüeyano. Podemos citar el buen hablar de los moradores, la belleza de las mujeres, el rojo de los tejados, la presencia de platos típicos en la culinaria, la sonoridad de ritmos autóctonos y otras tradiciones que persisten gracias al empeño de varios lugareños.
Pero si estos y otros valores nos definen, por qué hay que esperar a determinadas épocas del año para sentirlos más visibles. Momentos como la Semana de la Cultura en cada municipio, la Fiesta del Tinajón o el San Juan camagüeyano obligan a retomarlos, pero siempre toca el sector de la Cultura mantenerlos, cuando debería ser una constante preocupación ciudadana.
Es gratificante llegar a las casas de Cultura y encontrar a niños decimistas o aprendiendo a bailar danzón, ver en una escuela a instructores montar obras teatrales y la danza de la caringa, o proyectos comunitarios que rescatan el tejido o la memoria del barrio.
Pero en la “suave comarca de pastores y sombreros”, como calificara a la otrora villa el Poeta Nacional, Nicolás Guillén, sobran elementos para mostrar a lugareños y visitantes, y la solución pudiera ser un espacio, por ejemplo la Casa del camagüeyano, donde en cualquier época del año pueda degustarse el ajiaco, tomar agua de tinajón y adquirir como recuerdo el recipiente de barro; también para ver una demostración del toque característico de las congas de esta tierra o los pasos que diferencian al zapateo local de sus similares de la nación.
Sería este un espacio donde también se promueva el pensamiento, porque el hacer debe ir acompañado de la Historia que recoge el devenir de más de cinco siglos de una ciudad diferente, incluso a sus homólogas del continente.
Insertado en el sector turístico y con una comercialización inteligente en el mercado interno, estoy seguro de que se dotaría a la capital provincial de un lugar para sentirnos orgullosos de residir en la tierra de Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carlos J. Finlay, Ignacio Agramonte, Fidelio Ponce de León y Jorge González Allué; además, como plataforma para universalizar el acervo camagüeyano.
En estas jornadas será sencillo encontrar a lo largo de la avenida de la Libertad las más variadas manifestaciones artísticas y diversidad de exponentes, para conocer el camino que siguen las nuevas generaciones y sobre todo para mantener el gusto por la Cultura camagüeyana, esa que los enemigos tratan de borrar y cuyos mayores beneficiarios debemos trabajar cada jornada para preservar.
Sea entonces el segmento de tiempo entre el 21 y el 25 de marzo del 2018, un punto de partida para, desde la disciplina que debe caracterizar a la Fiesta del Tinajón, buscar que su savia se mantenga latente los 365 días del año. (Cadenagramonte)