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Foto: Cadenagramonte.Foto: Cadenagramonte.No hay manera de que podamos evitar la indignación, los cubanos que presenciamos por estos días las noticias sobre la VIII Cumbre de Las Américas, que tiene como sede a Lima, la capital peruana.

Nuestro continente es noticia nuevamente, pero a nosotros no nos sorprenden ya los acontecimientos.

Los jefes de Estado y de Gobierno de las Américas tratarán, como tema central de la Cumbre, acerca de gobernabilidad democrática frente a la corrupción.

Las cumbres, que se celebran cada tres años, ofrecen a los mandatarios la oportunidad de definir conjuntamente una agenda hemisférica al más alto nivel, que alude a los desafíos urgentes e impulsa un cambio positivo.

Hasta ahí, todo está bien. O, mejor, parece que está bien, porque desde su inicio la realidad es otra.

Los legítimos delegados cubanos al V Foro de Jóvenes de las Américas denunciaron la acreditación en nombre de Cuba de personas que no representan los intereses de la juventud de la mayor de las Antillas , ni participaron en la consulta nacional del pasado 23 de marzo en La Habana; además de estar asociadas a organizaciones que intentan desestabilizar el sistema político de la Isla y subvertir a su juventud, apoyadas por entidades extranjeras.

Desde el Centro Empresarial Real 2, de San Isidro, donde ocurría el proceso de acreditación, los diez representantes cubanos constataron también que ningún joven de la nación había sido incluido entre los 50 participantes del Foro que estarán en el Diálogo entre los Actores Sociales y los Representantes del Alto Nivel de los Gobiernos que tuvo lugar en el hotel Sheraton este 12 de abril.

Los jóvenes denunciaron la acreditación de personas que no representan los intereses de la juventud cubana y la manera antidemocrática en que se han elegido los representantes del Foro al diálogo con los mandatarios.

Este jueves, la batalla arreció. A los legítimos delegados cubanos al V Foro de Jóvenes de las Américas se les impidió participar en los debates, pero, entonando las notas de nuestro Himno Nacional y esgrimiendo su vergüenza y su sentimiento revolucionario, terminaron por impedir la falacia a la que la verdadera Cuba se le prohibió entrar.

Por eso nos es imposible evitar la indignación. Pero, ahora mucho más nos sentimos también orgullosos. Porque la verdadera Cuba ha vuelto a triunfar. (Cadenagramonte)