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Foto: Cadenagramonte. Foto: Cadenagramonte. Guantánamo, 13 jun.- La necesidad de que sea devuelto a Cuba el territorio ocupado por la base naval yanqui, impuesta en Guantánamo desde 1903 contra la voluntad popular, se subrayó durante el Encuentro teórico 120 años de la presencia militar norteamericana en la bahía de Guantánamo.

El evento sesionó en la Universidad de Ciencias Médicas del territorio, auspiciado por la Sociedad Cultural José Martí y la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), e incluyó  un panel sobre la frustración que significó para los habitantes de esta región y el resto de los cubanos la forzada ocupación militar estadounidense desde 1898.

Fungieron como panelistas distinguidas personalidades, como el historiador de la ciudad José Sánchez Guerra, miembro de la Academia de Historia de Cuba; el investigador Wilfredo Campos Cremé, de la Universidad de Guantánamo, y el geógrafo, ambientalista y profesor universitario Mario Montero Campello, y la moderadora fue Vivian Díaz Bardají, presidenta de la UNHIC en la provincia.

Montero Campello indicó que casi la tercera parte de las diversas formas de la flora y la fauna existentes en Cuba se hallan representadas en Guantánamo, por lo cual la base naval  “asalta nuestra soberanía, y agrede al medio ambiente y a la salud humana”

Sánchez Guerra denunció los vínculos comerciales y económicos de la ilegítima base naval estadounidense con Guantánamo antes del triunfo de la Revolución, de los cuales eran beneficiarios principales los dueños de prostíbulos, e indicó que miles de marinos visitaban a la hoy capital provincial y a Caimanera.

La soldadesca yanqui, dijo, reportaba a los propietarios de burdeles, clubes, hoteles y restaurantes tres millones de dólares anuales, un saldo cuya utilidad era ínfima en comparación con los desmanes de que hacían objeto a la población en los llamados días francos, en medio de la crítica situación económica y social y la corrupción imperante entonces.

El accidente geográfico, convertido un lustro después de la guerra hispano-cubano-norteamericana en la única frontera artificial terrestre de la nación caribeña, pudo haber sido para Guantánamo una bendición, por sus dimensiones, profundidad y otros valores que atesora, recalcó el intelectual.

Sánchez Guerra rubrica uno de los 12 capítulos de “Guantánamo y el Imperio estadounidense. Las humanidades responden”, recopilación de los académicos Don E. Walicek y Jessica Adams, profesores de la Universidad de San Juan, Puerto Rico, sobre la Historia de Guantánamo y la relación de sus pobladores con el enclave militar.

El texto fue presentado por Walicek, una de las personalidades que con más fuerza ha reclamado que esa porción de tierra, convertida también en antro de tortura desde principios de la actual centuria, sea restituido a la nación cubana.

Desde esta base naval, que ocupa unos 117 kilómetros cuadrados, se han perpetrado numerosas agresiones contra la Revolución, las provocaciones han incluido disparos que provocaron víctimas entre los militares cubanos que custodian el perímetro y durante decenios ha sido una espina amenazante a la seguridad del país y otras naciones del Caribe y el continente. (Cadenagramonte)