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Foto: CubadebateFoto: CubadebateLa Habana, 22 abr.- El Taller Chullima es por estos días sitio de encuentros. El antiguo astillero, ubicado en la desembocadura del río Almendares y desde hace dos años “laboratorio” del artista cubano Wilfredo Prieto, es uno de los espacios colaterales más interesantes de la XIII Bienal de La Habana.

Al interior de la inmensa nave, anteriormente repleta hasta el techo de hierros y escombros, confluyen las propuestas de uno de los más reconocidos artistas contemporáneos y de sus invitados, entrelazando disciplinas como la arquitectura, la ingeniería, la gastronomía, el cine y el teatro.

Salta enseguida a la vista la maqueta de una autopista con la forma del símbolo del infinito. Ello guarda estrecha relación con el nombre de un proyecto gestado hace siete años, y que cobra vida a pocos kilómetros de su pequeño pueblito natal de Zaza del Medio (Sancti Spíritus).

“Viaje infinito” tiene que ver con las experiencias de cualquier persona, donde los ciclos se repiten y el viajar y el andar te conducen a un mismo punto. Es como una especie de serpiente que se muerde la cola”.

Así resume Wilfredo Prieto el sentido de una “escultura ambiental” que, a todas luces, dejará de ser una obra para convertirse en un proyecto cultural, a la vez que imbrica a científicos, ingenieros forestales y agrícolas, y a los campesinos de la localidad.

“Son 49 hectáreas en el medio del campo, una porción de terreno abandonada por más de 15 años plagada de marabú. Se tuvo que pensar, por tanto, en un proyecto completo de reforestación y para ello unirnos con los especialistas indicados”, explica el artista.

Agradece con humildad la colaboración del Gobierno del municipio Taguasco y del Ministerio de Cultura, quienes han apoyado desde los inicios un proyecto que, por primera vez en la prolífica carrera de Prieto, sale de museos y galerías.

La petición inicial de las autoridades gubernamentales fue buscar las vías para que algo como lo que planteaba el artista fuera sostenible en el tiempo; por ello la urgencia de juntar múltiples saberes científicos que posibilitaran diseñar y crear una infraestructura adicional que no resultara “invasiva” al terreno.

Y como quien ha previsto milimétricamente cada detalle, añade que tan sólo a unos 80 kilómetros del sitio escogido está la Universidad de Las Villas, donde el profesor Fernando Martirena encabeza las investigaciones sobre el cemento ecológico (LC3), que promete reducir las emisiones de gases contaminantes al medio ambiente y que será probado a escala industrial para la construcción de la carretera.

Wilfredo describe con entusiasmo su “Viaje Infinito”. Se le nota en la voz y en la mirada la pasión por el proyecto, cuyos pasos han sido captados en una primera película del director David Beltrán, a presentarse este martes 23 como parte del programa que ofrece Chullima en el contexto de la Bienal. (Con información de Cubadebate)