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En concreto se referían a la transformación capital del copelia La arboleda , establecimiento popular en dicho servicio y de aquella urbe , el material televisivo - dicho sea de paso - era una edición fragmental dinámica , y yo que conozco ese sitio y que soy además debiente entrañable a tal ciudad , me preguntaba si con el cambio desaparecería – “ por falta de sentido “ – un escrito en relieve de la antigua instalación , que elevaba la identidad a través del sentido de pertenencia con una anotación de registro llamativo aproximadamente así : “ Este centro lo construyeron Rolando (albañil ) , Alfredito (carpintero) , Nicolás (electricista) “…(1, ver pie de artículo).

Dicho texto a mí me enseñó más de identidad que cualquier dictamen técnico de patrimonio , sin que esté planteando con la afirmación una comparación de ambas formas.

Santiago… tiene también, - necesito ejemplificar la idea - una arteria urbana conocida como Avenida de los Libertadores, engalanada solemnemente con 28 bustos sobre pedestales de igual cantidad de generales que esa ciudad heroína aportó a las guerras de independencia del siglo XIX contra España.

Y en la existencia y dedicación de ambos sitios yo descubrí y aprendí como los hijos de tan encumbrada región cubana podían descender dignamente de la más prominente grandeza patria a la cotidiana “historia de la gente sin historia.

El lunes 2 de diciembre de 1996, un día después de tener la certeza matemática de haber vívido 33 años, por cierto fue aquel domingo de peregrinación al también Nacional Santuario del Cobre, inicié una singular y providencial experiencia de trabajo en el Museo Histórico 26 de Julio. El transito allí – fue un tiempo corto: 2 años- ha sido hasta hoy una oportunidad irrepetible e integral dichosa, que enriqueció mi pensamiento y suplantando a Eleguá, abrió en un largo tramo los caminos a recorrer.

Con razón las compañeras del museo (composición monopólica en dicho lugar) solían embromarme así: “¡Muchacho, estás cómo el Granma!”, no solo por la coincidencia que une en una misma fecha el inicio del contrato y el desembarco histórico del yate, sino por la alegoría con aquella premonición del Fidel anterior a la compleja travesía: “Si salgo, llego; si llego, entro; si entro, triunfo”.

Aunque, otras veces he dicho públicamente que siempre me apasionó la historia, que en mi trayectoria estudiantil, desde primaria hasta la universidad, sería igualmente el alumno puntero de la asignatura, lo que lógicamente me posibilitó fraternizar con todos los profesores de dicha materia, y que la propia tesis de grado absorbió con densidad cuestiones de nivel profundo del mismo asunto en tres siglos: “Significación cultural de algunas familias de tradición centenaria en la región oriental” (Tema de la tesis); pero además mi especialidad Historia del arte, no por gusto la primera palabra en su denominación es Historia.

Aún así, en lo que respecta concretamente a la acción del Moncada y a la lucha en esa etapa y su continuación luego-hasta la victoria-requería de mucha autopreparación, facilitándoseme un tiempo para ello. Por accidente mi “primer guiaje” resultó ser a un visitante de Sola, que estaba allí más bien con propósito amistoso, le hice compañía entonces por las distintas salas del museo, combinando en nuestra conversación mi interés por saber de acá con el suyo por conocer mejor tan memorable monumento de nuestra historia. “Irremediablemente” la directora presenció aquel embrionario recorrido y al terminó de éste me intimó: mañana mismo empiezas a realizar guiajes de público.

El público es un factor inestimable, en primer lugar por su volumen (2, ver pie de artículo), la cifra de personas que acuden al museo diariamente, tanto de visitantes nacionales como internacionales, los que llegan solitarios y espontáneamente, a los que forman grupos dirigidos de paquetes turísticos o escuelas, pasando por los invitados del Ministro de las Fuerzas Armas revolucionarias (FAR) u ocasionales combatientes del Asalto a dicha cuartel. Téngase un particular ejemplo, todas las escuelas de Santiago de Cuba, cada curso y en jornadas maratónicas, cuando su programa de enseñanza llega a el asalto al Cuartel Moncada complementan tal asunto en el lugar de los hechos.

Soy un profesional que prefiere organizar su discurso de guiaje preponderando lo histórico pero sobre elementos inspirativos; sin embargo, esa experiencia también me enseñó la validez del esquema, sobre todo cuando das una atención continua a distintos grupos que se suceden en intervalos cortos y sobre un mismo asunto, en que ya a veces te falta la seguridad respecto a si determinado tópico ha sido abordado o lo fue con la visita anterior. Nadie podría imaginar la extenuación que dicho ejercicio supone, incluye 200 metros cada recorrido, aparte de la tensión mental que impone la arenga energizante de los acontecimientos que sucedieron allí y las naturales, no por ello inesperadas , preguntas del público.

Paradójicamente esa presencia humana es más que nada gratificante, algo que te lo hacen saber a través -o al final- del recorrido de forma directa e inmediata: “Un guía puede llenar de emoción el acto de su trabajo, cuando ha penetrado el sentido de la historia, tan difícil y tan bello. Gracias Inovelio por conseguirlo. Obregón (Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba... .Las Tunas)

Queremos manifestar nuestro agradecimiento por habernos transmitido con tanto entusiasmo y dedicación esta importante parte de la historia de este maravilloso país. Gracias. Malia y Jorge (dos argentinos).

La historia se comprende mejor cuando se explica con el talento que demostró el guía durante la visita al museo. Es imponente tener contacto con la historia de un pueblo que es dueño de todo mi cariño. Gracias también por su paciencia con los niños. Fraternalmente (Dirigente sindical brasileño)”. (3, ver pie de artículo).

A mis espaldas, un tún tún socarrón me impulsa hacia arriba: “Ino-velio, es un grupo de argentinos, quieren una visita rápida”.

Me avalanzó con ánimos de disposición sobre el guía, hábil para el español hablado en Cuba, quien hace tijeras con la mano, he podido entender su solicitud con rigor; aunque sin inmutarme entresaco la verdad a los visitantes:”Nos interesa la memoria íntegra de este lugar, señor fije usted el tiempo”, como en los sillones de los despachos reales giro, “…doy media vuelta y veo que pasa allá fuera”, encimándome alrededor del representante de Rumbos (4, ver pie de artículo), su aire “de agosto como un bisturí” accede diplomáticamente “como ellos deseen, yo soy su amigo en Cuba”.

La negociación del tiempo a emplear en cada guiaje coloca algunas veces la paradoja de la fricción misma. Es usual que algunos guías de las agencias turísticas compulsen a sus colegas del museo con el programa de visitas previsto, entonando propuestas inadmisibles para la institución y en básico desacuerdo con los intereses de su “carga extraña y ávida”.

Los visitantes argentinos (5, ver pie de artículo) ,aprovechándome del ejemplo, muestran una admiración casi conmovedora por la realidad cubana, hurgan a través del guía cualquier recodo del país; otros quieren saber pero por dudas (hondureños), existe hasta la incredulidad de resquemor colonialista de muchos españoles; sin embargo, las interrogantes argentinas suponen una empatía de confianza en nuestro proyecto social, son además muy teóricos, como nosotros, desde luego “no hay nada más práctico, que una buena teoría”, por esto el intercambio durante el recorrido de las salas históricas del museo, es siempre un oleoducto interminable de mensajes.

Mi discurso técnico (en circunstancias perfectas) lleva componentes diversos: históricos, narrativos, axiológicos, comunicativos, de identificación, pedagógicos, de extrañamiento, culturales,etc, la relación transcurre desde una cercanía física de magnetismo asombroso, desde ella uno percibe en cada trance la subjetividad del visitante, en los argentinos y otros visitantes suramericanos se desborda un ánimo idealizado de la Revolución, una puesta de mirada que sublimiza la epopeya nacional, ellos pueden salir de su país y visitarnos; y no obstante, parecen más cautivos (6, ver pie de artículo) que los isleños.

“Hoy mi deber era/cantarle a la Patria/alzar la bandera/sumarme a la plaza”.“Hoy mi deber era/cantarle a la Patria/alzar la bandera/sumarme a la plaza”.

Estas referencias, obviamente también del conocimiento de las agencias a través de sus ejércitos de guías, corrigen la efectividad de nuestros objetivos: un turista alemán, de forma general más interesado en la vida cotidiana del cubano, en la naturaleza y la ecología, puede prescindir de una exposición amplia respecto a asuntos históricos y políticos del país, pero sería improcedente estafar el interés por estos temas en otros visitantes, sobre todo aquellas que del Caribe escogen el destino Cuba por algo más que playa, sol y mar.“… si descubres una calle/por donde no haya pasado un héroe…”“… si descubres una calle/por donde no haya pasado un héroe…”

Nota: Las fotos expuestas en el presente artículo fueron tomadas por los trabajadores de la Emisora Radio Cubitas durante vista a la Ciudad de Santiago de Cuba para rendir homenaje póstumo al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Pie del artículo

  1. 1.Al no recordar ya los nombres verdaderos de aquellos obreros y para no dejar en blanco y con ello invisibles esos espacios de la esquela , los sustituí con los de algunas de mis mejores amistades en la referida ciudad.
  2. 2.62 799 visitantes(1996)/30 600 visitantes (1er semestre 1997)/1289064 visitantes (1981-1997/1er semestre)
  3. 3.Transcripción del Libro de visitantes del museo.
  4. 4.Agencia turística cubana inexistente en la actualidad
  5. 5.Extracto de un comentario más extenso, redactado en 1997 para El Boletín de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural de Santiago de Cuba. Apareció con el título: “Quién ha dicho miau” citando un homónimo cuento popular ruso editado en Cuba. (Negritas)

Mis afirmaciones de este tipo no se expresan como verdades intangibles ni siquiera son generalizaciones, pero provienen de la observación directa en mi diario e individual contacto con el público.