Suponemos que debe haber nacido en una de los dos últimas décadas del siglo XIX dada las estimaciones que sobre su edad nos testimonian un grupo numeroso de informantes, basados a su vez en las apariencias, que sus propios rasgos físicos hacían evidentes; pero susceptibles, por caracterizar a un hombre sometido a la bebida y a la soledad, factores que pudieron acelerar el desgaste físico y espiritual y, en definitiva, conformar dichas apariencias.
Alberto Bastarrachea. Dibujo de Osvaldo Armas.
Se sabe que en los primeros años de la década del treinta pintaba ya en el poblado de Florida al oeste de la ciudad de Camagüey . Su situación económica, profesional y personal en esa etapa, parece haber sido espléndida, pues conocemos que por entonces el pintor disponía incluso de ayudantes para realizar sus obras, vestía bien y diferente dos veces al día y mostraba arrogancia en su acto de aceptar o no cualquier encargo.
Sin embargo; llevó una vida de frecuente movilidad y son varios los poblados en las provincias de Camagüey y Sancti Spíritus en que pintó y en los que aún se conservan obras suyas. La investigación pudo localizar 38 cuadros y 12 obras de finalidad decorativa en aceptable estado de conservación, que en su conjunto constituye el principal material de análisis nuestro.
Su pintura se enmarca dentro de un realismo naturalista no rígido, no obstante, observador de ciertas convencionalidades de la tradición. Los géneros fundamentales desarrollados son el paisaje, la naturaleza muerta y la pintura de asunto religioso.
A diferencia de Sola, en Florida radicaba un grupo de pintores , aspecto que caracterizaba la actividad en el lugar , complicando el mercado de la pintura , acentuando las rivalidades y desarrollando algunas diferencias entre ellos , e igualmente también influyendo en la factura de las obras y en la superación personal profesional de algunos.
Paisaje campestre y motivos decorativos adornan objeto utilitario (bandeja). Obra de Alberto Bastarrachea, propiedad de Irene Rodríguez.Como en las grandes historias del arte que describen el predominio en determinadas etapas de géneros, corrientes, lenguajes, etc. , la historia de la pintura en Florida también eligió algunas formas y excluyó otras. La contradicción más trascendente parece ser la que agrupaba en un bando a los pintores de cuadros de caballete y en el otro a rotulistas o diseñadores de anuncios comerciales, actividad que en algunos pintores – entre estos el propio Bastarrachea – estaba muy indiferenciada en su parte práctica y fundamentalmente por exigencias materiales, pero no así en la conciencia pictórica de algunos de ellos.
Un pintor de cuadros no desechaba la oportunidad que – además, pero a veces únicamente – le proporcionaba el otro tipo de encargo. “ Los comerciantes lo buscaban mucho , por la demanda de publicidad y ambientaciones que resolvían a través de él y sus servicios ; pero de hecho también lo estimulaban con las cosas que en pago le daban para sus necesidades profesionales y personales “.(2, ver pie de artículo)
Aunque los primeros (los pintores de caballete) no desestimaron radicalmente los beneficios de la segunda opción, lo hacían sólo con criterio coyuntural, porque personalmente consideraban estas formas como un género menor y desvinculado de los asuntos del arte; y por extensión manifestaban menosprecio hacia su específico hacedor : “ Bastarrachea se reía de los pintores de rotulo , Carbonell y Toledo “. Este equívoco suyo ( característico del ego de la mayoría de las personalidades artísticas ) no lo olvidaron rencorosamente algunos de los afectados. Por el testimonio de Carbonell (hijo) nos queda clara la rivalidad profesional entre ellos y el dolor que no perdonaron los años. Todo el tiempo de nuestra conversación Carbonell trató de minimizar la obra de Bastarrachea y connotar la de él y su padre.
Entre las relaciones que estableció Bastarrachea en Florida , sin duda fue muy singular su amistad con los integrantes del “ Trío Lira “.(3, ver pie de artículo), con quienes coincidía habitualmente en los establecimientos públicos que expedían bebidas alcohólicas , ellos a veces le dedicaban alguna canción y “ … a él le gustaba mucho que el trío le tocara su numerito…” (Ramírez, Florida: 1993)
Trío LiraLa situación de Bastarrachea daba respeto, pero daba también lástima , entre tantos problemas que lo afectaban mantenía todavía su orgullo.
Cuenta Ramírez Acanda , uno de sus compañeros de copas en Florida , que “ escuchándole hablar hacíamos nuestras deducciones en torno a quién era , de dónde venía , si tenía familia y que motivos pudieron llevarlo a aquella vida de terrible soledad .
Sobre las múltiples estancias de Bastarrachea en dicho poblado, un contemporáneo que lo conoció relata:
“Vi a Bastarrachea en Florida por primera vez en 1936, tendría el pintor unos treinta años. Pintaba anuncios, letras y también cuadros, se daba sus tragos, pero no era un borracho.
Sin embargo, su vida fue cambiando lentamente. Tomaba para no sentirse solo, pero fue quedando solo porque tomaba incontrolablemente. El venía a Florida se volvía a ir y regresaba después, unas veces tardaba más en volver y sus permanencias también eran más largas que otras, según el tiempo que le tomaban los trabajos que hacía o como iban las cosas y habían tiempos muy duros. La última vez que estuvo en Florida fue al principio de la Revolución alrededor del año de 1960” (Palomino; Florida: 1993)
En el vecino poblado de Esmeralda Bastarrachea realizó una propuesta muy interesante que dieron le el nombre de “Lo que el pueblo pinta”. Caridad, nuestra informante en aquel lugar, hace el relato de esta obra que no comprendió bien, creada por Bastarrachea siendo ella todavía una niña.
Se trata de una pintura realizada públicamente durante una actividad institucional organizada en 1961 en el Paseo de Esmeralda, donde un grupo de pintores realizaron y expusieron sus obras.
“ Bastarrachea estaba pintando y alrededor de él un grupo de curiosos le evocaban formas y cosas y él con estas evocaciones iba componiendo la obra”… “ Parece ser que el resultado expresivo-formal de la misma fue algo parecido al informalismo o a cualquier otra variante de la abstracción , por lo que la misma gente que habían colaborado con él no entendió ese mensaje y le preguntaban qué significaba aquello y él les respondía eso es lo que ustedes me dijeron , es la obra que ustedes crearon”.
Este juego del autor necesariamente confunde nuestras interpretaciones de sus verdaderos propósitos, pero es obvio que jugaba con el manejo de alguna idea creativa, incluso si fuera sólo por un acto de ejercicio retórico.
Firma artística típica de A. Bastarrachea a sus obras.
El poblado de Sola fue el último boleto de su viaje, en él se apeó Bastarrachea dos veces una en tránsito, la otra definitivamente.
La primera de estas estancias podemos tentativamente ubicarla entre 1944 y 1957. La segunda podemos fijarla desde 1962 y hasta 1968. El tiempo entre estos dos momentos y el tiempo en el interior mismo de estos dos momentos ha podido ubicársele en Florida , Vertientes , Minas , Senado , Tabor , y sobre todo Esmeralda , pero incluso también en Sola.
Es casi seguro la movilidad frecuente de Bastarrachea , y oportunamente explicaría lo que en apariencias fue una obvia contradicción de fechas. En períodos cortos de tiempo se localizaba en más de un sitio y esa constante caracterizaba sus itinerarios hasta casi el final de su vida , en que ya la incapacidad otoñal lo asienta – y definitivamente – en el poblado de Sola.
Aves de corral, obra de Alberto Bastarrachea, propiedad de Adelaida Viso.Establecido en Sola permanentemente sólo los últimos seis años de vida , pintor prolífico y de inconstante profesionalidad pero suficientemente conocido e influyente durante el siglo pasado en dicha población , liliputiense localidad al norte de la actual provincia cubana de Camagüey . A Bastarrachea hoy bien podríamos llamarle con el nobiliario de “pintor del pueblo”.
A su popularidad contribuyó, en primer lugar, la obra pictórica que desarrollara por esa etapa en este poblado, homogénea en sus formas y finalidades y básicamente por encargo, siendo además la única persona que ejerciera sistemáticamente tal profesión aquí.
Por otra parte su personalidad : pintoresca , bohemia , pública , hecha imagen para la posteridad en una frase a la que dio toda nombradía y fama : “ ¡Ustedes son unos siboneyes , yo soy el artista ¡”, recurrencia con filo a la mofa de algunos pueblerinos en su pleno trance de autoconciencia como creador.
A veces su orgullo llegaba al absurdo, pero él insistía en distinguir entre sus deterioradas condiciones de vida y el modo de existencia de nuestros aborígenes y lógicamente hubo sus diferencias.
Su muerte no fue uno de esos decesos inesperados y misteriosos, fue una muerte aguardada, que debía venirle a un hombre ya cerca de la octava década – según estimaciones directas – por demás adicto a las bebidas alcohólicas en exceso y muy solo en sus días y en su vida.
Sin embargo, - y a pesar de estas evidencias – en su caso aparecieron formulaciones que precisan una posible causa de muerte. Afirmaciones, que, aunque ya parecieran de imposibles comprobación y caracterizan comentarios legendarios, fantasiosos, mezclados con elementos realmente posibles, nos recrean un fondo de observaciones sobre el personaje de mucho interés.
Aún así, la partida de defunción de Alberto Bastarrachea , expedida por el Doctor Julián Rodríguez Blanco , consigna como consecuencias de muerte : “ caquexia desnutrición como causa directa y neoplasia garganta como causa indirecta” (4, ver pie de artículo)
Cuando María – la persona que lo encontró muerto – avisó, estaba desnudo y sucio de caca, le lavaron y lo cubrieron con una sábana. Luego alguien le llevó ropas. Era el 22 de agosto de 1968.
El nombre de Alberto Bastarrachea se registra en el Libro de Defunciones de Sola y sus restos tuvieron una insignificante sepultura en el cementerio de la localidad. Bastarrachea debe vivir porque de esa fe de reencarnación cultural gravita algo imperiosamente perdurable, la cultura de nuestro poblado y la autoconsciencia de su historia.