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Por eso quisiera que mis palabras te sonaran con la animosidad inocente que produce una maruga junto a la cuna, como “… el canto que te anima/quisiera ser el rizo de tu pelo/quisiera que me hablaras cuando callas/ o al menos ser el nudo en tu garganta, quisiera – por favor – ser esa silla que te aguanta/quisiera, ay tantas cosas más, quisiera…”, pero pedírtelo es casi como ponerle “una montura al rio”.

Quizás no debiera escribir, pero escribo, escribir de algún modo prueba su sentido cuando se establece entre personas que no pueden comunicarse de otra forma, ya sea por la distancia o las circunstancias; además escribir está en extinción, en desuso, es ya algo viejo, una palabra maldita: ¡viejo de mierda!, tal vez “Cheo” y pasado de moda.Obra segunda de Osvaldo Armas de la serie “El amor entre una nube y un pez volador”(2008).Obra segunda de Osvaldo Armas de la serie “El amor entre una nube y un pez volador”(2008).

En fin, que al elegir esta vía, soy consciente de algunas de sus adversidades, no obstante, a empoderar mis razones.

Para escribirte, mis manos: se apoyan –hundiéndose inevitablemente- sobre el cuerpo de papel; para leerme, las tuyas: sostienen su piel desde abajo, entre ambas posiciones hay una colocación alegórica de hacer el amor y en cierto sentido eso hacemos.

A veces miro mi vida, y si fuera a explicarte el sentido actual de ella con la literalidad de una imagen que durara mucho tiempo, te aseguraría que me he sentido últimamente como un náufrago, que nadando logró llegar a donde estoy, pero ya aquí – y después de este coñazo de Cubitas- no tengo motivación para seguir adelante ni tampoco fuerzas para regresar. Estoy varado por incongruencia en la estación de la floración.

Obra tercera de Osvaldo Armas de la serie “El amor entre una nube y un pez volador”(2008)Obra tercera de Osvaldo Armas de la serie “El amor entre una nube y un pez volador”(2008)

No sé qué referencias tienes, a través de tus padres, sobre el “Período especial” y supongo que a la criatura que yacía entonces en el seno materno le sería imposible abarcarlo con la razón.

Sólo describiré lo esencial de dicha etapa los años más críticos (1991-1994), momentos muy difíciles para sobrevivir en nuestro país dadas las carencias materiales de lo imprescindible y hasta de lo más insignificante.

Por esa época mantuve correspondencia postal con un ciudadano de un país muy lejano de Cuba, él conocía nuestras carencias y en sus cartas me hacía llegar lo que cabía en un sobre.Ambiente bohemio y de amistad en el parque central de Sola.Ambiente bohemio y de amistad en el parque central de Sola.

En una de aquellas cartas llegaron estas hojas sobre las que ahora te escribo, que he conservado desde entonces y las que todavía tienen, junto a la huella del tiempo, el doblez que las acomodara dentro de un sobre. Cuando las recibí no podía imaginarme la particular destinataria que tendrían,

sencillamente esperé a que aquella niña creciera y fuera la mujer que atrae hoy.

La actividad Estación 31 crea cada año un entorno de poética y amistad en el andén mágico de los trenes. Por cierto, se busca una pared interior para colgar este cuadro.(Algarrobo de Osvaldo Armas).La actividad Estación 31 crea cada año un entorno de poética y amistad en el andén mágico de los trenes. Por cierto, se busca una pared interior para colgar este cuadro.(Algarrobo de Osvaldo Armas).

En alguna parte mía tengo bordados tus “ricitos de oro” y tus hombros donde termina la luneta de la Casa de cultura, pues hasta de espaldas tienes algo que les gusta a los hombres.

Ay muchacha, cómo debiera esto no estar pasando, pero –una vez más- “las razones del corazón no las entiende ni la misma razón”.

Fue en las propiedades caloríficas de la naturaleza del lápiz que surgió este deseo, como un termómetro, en la madera estaba la temperatura de tu cuerpo por la presión de una de las partes terminales: tus manos.

Hubiéramos querido que fueran dos Rosas, una para cortarla y la otra abierta al guardián del rocío; pero hay una sola Rosa. Frente a esa realidad “por ti yo haría lo que tú me pidieras, menos humillarme, menos humillarte”.

“La esperanza está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. ¿Entonces para qué sirve la esperanza? Para eso, sirve para caminar. Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas”.

Al final, como un postre agridulce de grapefruit, me llenaré de tu mirada hasta que estallen mis arterias. 

S®LÑ@S

El pasado martes 13 de febrero, luego del breve parteaguas de esa noche, la Casa de Cultura acogió la tercera edición de la peña “Escaleras al cielo” dedicada esta vez al “Día del amor y la amistad”, actividad organizada y conducida por la veterana instructora de teatro Virgen Santa Rivero. Intercalando la interpretación de canciones y las lecturas de poemas se fue avanzando hacía el cierre del día, todavía en la oscuridad, con rotundas evocaciones al caudal de Martí sobre el tema y su enlace a la ejemplar relación de Amalia e Ignacio. Al buzón del espacio llegó entonces la carta que nuestra sección de empeño local ahora les reproduce, la misma se acompañaba de estas alpargatas de esplendido y juvenil diseño con la petición de probarlas a las damas presentes y encontrar a la que pudiera servirle y resaltarla; pero instando a hacerlo antes de las 12. Sin hallar alguien con esa medida los organizadores decidieron continuar la búsqueda en la jornada siguiente y en otros sitios, obviando la referida advertencia de postdata. A media noche estas espadrilles se convirtieron en dos peras chinas.