Investigadores de la Universidad de Calgary y del Consejo Nacional de Investigación de Canadá han logrado detectar emisiones de fotones ultradébiles (UPE, por sus siglas en inglés) en células vivas de ratones y en hojas de plantas, aportando nuevas evidencias sobre este fenómeno bioquímico que podría revelar mucho sobre la salud celularLos resultados, publicados en The Journal of Physical Chemistry Letters, confirman que este tenue resplandor solo desaparece por completo cuando cesa la actividad biológica, es decir, tras la muerte del organismo.
Aunque invisible al ojo humano, esta "luz de la vida" —como algunos científicos la han denominado— es real y medible.
Surge como resultado de procesos oxidativos dentro de las células, donde ciertas moléculas pierden electrones al interactuar con el oxígeno.
A diferencia de otras formas de luminiscencia, como la bioluminiscencia o la quimioluminiscencia, esta emisión no tiene una función biológica aparente, sino que es un subproducto natural del metabolismo celular, similar a cómo el cuerpo genera calor.
El experimento mostró además que factores externos como cortes en las hojas o la exposición a compuestos químicos, como analgésicos, pueden alterar la intensidad de esta emisión.
En los tejidos vivos, la luz aumenta en respuesta al estrés celular, lo que plantea la posibilidad de utilizar las UPE como indicadores no invasivos de salud y daño celular, tanto en humanos como en plantas.
Uno de los mayores desafíos de este campo es la detección del fenómeno, ya que la intensidad de la luz emitida es extremadamente baja, millones de veces más débil que la luz visible. Por ello, los investigadores emplean cámaras altamente sensibles capaces de amplificar electrónicamente la señal. En algunos estudios previos, incluso han sido necesarias exposiciones de hasta 30 minutos para obtener imágenes nítidas.
Aunque el concepto de estos biofotones fue planteado desde la década de 1920, solo en años recientes se han desarrollado las herramientas necesarias para estudiarlos con mayor precisión. Actualmente, la ciencia reconoce a la UPE como una señal inherente a los procesos vitales, pero libre de connotaciones místicas o esotéricas que durante décadas rodearon su discusión.
Este avance en la comprensión de la luz celular podría abrir nuevas líneas de investigación médica y biológica, enfocadas en monitorear el estado fisiológico de organismos vivos a través de su actividad lumínica más íntima y delicada.(Texto y foto: CubaSí)