Foto: CubasiLos principales rotativos, la radio, la televisión y los medios digitales en Gran Bretaña se hacen eco de la noticia. Este 26 de julio y hasta el domingo, Carlos Acosta regresará al escenario en el que vivió algunos de los hitos de su carrera artística, como primera figura del célebre Royal Ballet de Londres. En la Royal Opera House, en el Covent Garden, bailó los grandes clásicos, las obras de muchos coreógrafos contemporáneos, los títulos esenciales del ballet inglés y sus propias creaciones, pues allí estrenó sus aclamadas versiones de Don Quijote y Carmen.
Aunque en una entrevista que publica el diario The Guardian, el bailarín aclara que no se trata de un regreso formal a la compañía, sino de bailar por última vez en un lugar que para él está lleno de recuerdos.
Muchos de sus admiradores no se resignan a que esta sea una despedida, creen que el bailarín cubano todavía puede ofrecer mucho. Pero Carlos Acosta es consciente del paso del tiempo. De hecho, en la entrevista afirma, medio en broma: «A los 50, tengo que bailar de manera que todavía pueda caminar y no llamar a una ambulancia». Es, a todas luces, una exageración. Sus más recientes apariciones han demostrado madurez y capacidad técnica. Pocos bailarines llegan al medio siglo con esas condiciones.
Aunque ciertamente, ahora su prioridad es otra: la dirección del Birmingham Royal Ballet, en Gran Bretaña, y a este lado del Atlántico, en La Habana, de su compañía Acosta Danza.
Bailarines de las dos agrupaciones se suman a la temporada en la Royal Opera House. Solistas de Acosta Danza interpretarán, por ejemplo, escenas de Carmen, La muerte de dos cisnes y Tocororo. Y la bailarina Laura Rodríguez intepretará con Acosta el dueto Mermaid, de Sidi Larbi Cherkaoui.
Entre las estrellas internacionales de estas presentaciones está su muy cercana y querida Marianela Núñez, actual directora del Royal Ballet, quien lo acompañará en el Apollo de Balanchine y en los pas de deuxs del segundo acto de El lago de los cisnes, de Petipá e Ivanov, y del primer acto de Manón, de Kenneth MacMillan.
Hay gran expectación en Londres por esta verdadera fiesta de la danza. Ya lo advertía hace unos días en un artículo la periodista Teresa Guerreiro: «Esta promete ser una ocasión muy especial y, dada la estima en la que se tiene a Acosta, es probable que se agoten bastante rápido las entradas, por lo que se recomienda reservar con anticipación». Hoy se sabe con toda certeza: el teatro estará repleto. (Cubasi)