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Festival Internacional del Nuevo Cine LatinoamericanoFestival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

Este viernes 8 de diciembre co­mienza la edición 44 de la más importante convocatoria del séptimo arte en Cuba, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (FINCL).

La celebración de la cita sigue siendo un acto de fe, un gesto hacia un público fiel, una declaración de principios. Tra­dición y contemporaneidad. Permanencia y reinvención. El Festival apuesta por el cine más comprometido de la región, en tiempos de enconados debates culturales, en los que se preten­den imponer esquemas hegemó­nicos de acceso al arte.

La cita de La Habana es, en ese sentido, acción de resisten­cia. El concepto de nuevo cine se ha reubicado en las actua­les circunstancias, y más que a cuestiones meramente formales, quizás apunte a un redimensio­namiento ético. El nuevo cine que asume el encuentro es el que recrea con sus matices la pujan­te realidad de nuestros pueblos.

Casi 200 obras de 19 países de la región estarán en concur­so, de una lista mucho mayor de solicitudes. Las cifras hablan del prestigio del FINCL y también de la vitalidad de un movimien­to cinematográfico.

Ciertamente, los esquemas de consumo del cine, como los de todas las artes, han cambiado significativamente en las últimas décadas. En el mundo, y también en Cuba, cada vez más personas tienen acceso a creaciones au­diovisuales en sus dispositivos móviles, en la comodidad de sus casas. Hay quien, incluso, pue­de presumir de tener una gran cultura cinematográfica y nunca ha entrado a una sala de proyec­ción.

Muchos de los festivales de cine del mundo se han mudado a los espacios virtuales, y se apo­yan en las bondades de las nue­vas tecnologías.

Pero en Cuba las nuevas tec­nologías plantean todavía desa­fíos para buena parte de la socie­dad, para el público del cine. No todos pueden acceder a una cone­xión ideal. Y no todos quieren.

Por eso hay que defender un Festival presencial, aunque el pa­norama económico imponga aus­teridad.

En etapas complejas el cine puede mostrar caminos. Y el pa­trimonio latinoamericano, tantas veces ignorado por las lógicas del gran mercado, ofrece una visión rica y reveladora de la cultura que nos une.

Luz verde para el FINCL que se extenderá hasta el 17 de di­ciembre. Y aplausos por esa voca­ción democratizadora, que impli­ca llevar el cine a las calles, arte compartido.

(Trabajadores)