Foto: Cadenagramonte.Naciones Unidas, 27 may.- El gasto armamentista mundial alcanzó el año pasado una cifra récord desde la caída del Muro de Berlín, situación sumamente preocupante para la ONU, que promueve hoy una nueva agenda de desarme.
Según dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, al dirigirse a los estudiantes de la Universidad de Ginebra el jueves anterior, en 2017 los gobiernos del mundo destinaron 1,7 billones de dólares a gastos militares, lo que representa 227 dólares por cada persona viva en la actualidad.
“La paradoja es que cuando cada país persigue su propia seguridad sin mirar hacia los demás, creamos una inseguridad mundial que nos amenaza a todos”, alertó.
Por ello, la agenda de desarme propuesta por Guterres persigue un enfoque más abarcador e integral, que va desde la reducción de cabezas nucleares hasta la regulación de armas pequeñas o las basadas en la inteligencia artificial.
También defiende la creación de mecanismos para garantizar la rendición de cuentas de quienes puedan utilizar armas químicas o biológicas.
La agenda tiene entre sus prioridades: salvar a la humanidad, salvar vidas y salvar a las futuras generaciones, señaló el máximo representante de la ONU.
El gasto militar representa ochenta veces más que la ayuda humanitaria, mientras los esfuerzos por acabar con la pobreza, avanzar en educación y salud, luchar contra el cambio climático y proteger el planeta carecen de recursos, lamentó el diplomático portugués.
La actual carrera armamentista ocurre en un mundo multipolar, donde las relaciones internacionales son más complicadas e impredecibles, indicó. Además, la naturaleza de la guerra ha cambiado: los conflictos se han hecho más frecuentes, duraderos y devastadores.
En ese contexto, el secretario general lanzó su llamado de Salvar a la humanidad, prioridad enfocada en la reducción de armas de destrucción masiva.
A principios de 2016, los Estados con capacidad nuclear poseían casi 15 mil 400 ojivas nucleares, de las cuales cuatro mil 100 estaban en posición y listas para usarse, recordó.
Cualquier error mecánico, electrónico o humano puede llevar a una catástrofe o borrar ciudades enteras del mapa, advirtió.
Para abordar el problema nuclear, Guterres pidió a todos los Gobiernos que mantengan su adhesión al Tratado de No Proliferación y que también lo hagan quienes no han firmado todavía. Asimismo, pidió a los Estados con dispositivos nucleares cumplir con sus obligaciones de desarme, pendientes desde hace décadas.
Con respecto a las armas químicas, señaló el fracaso del Consejo de Seguridad de la ONU en su responsabilidad de garantizar rendición de cuentas ante un ataque de este tipo.
El nuevo plan de Naciones Unidas también abarca la reducción de las armas convencionales: misiles, obuses, minas, bombas de racimo, explosivos improvisados, armas pequeñas... cuya disponibilidad contribuye a una mayor violencia en el mundo.
Según cifras de ONU, cada año la violencia armada mata a cerca de 535 mil personas, y conduce a desplazamientos masivos debido a guerras y la persecución. La mayoría de esas víctimas, son civiles.
Por ello, Naciones Unidas intenta hacer frente a la amplia disponibilidad de armas pequeñas y su equipo de mantenimiento de paz trabaja en diversos programas de desarme.
En tanto, el enfoque de “Desarme para salvar a las futuras generaciones” va dirigido a la regulación de nuevas armas tecnológicas ante el peligro de que sean más destructivas. (Cadenagramonte)