Pin It

Foto: ArchivoFoto: ArchivoSeptiembre, 2020.- La contaminación sonora constituye, en este momento, una indisciplina social presente en Cuba. Las acciones que para todos parecen ser algo muy cotidianas, son las principales causas de este mal.

Disminuir la presencia del ruido en el entorno es un imperativo, una necesidad por las consecuencias que trae para el medio ambiente y la salud humana.

La batalla por eliminar lo que para algunos individuos resulta agradable y para otros no tanto, es una tarea difícil de cumplir en estos días donde los individuos escuchan música a altas horas de la noche en parques, calles o portales sin importar no solo las molestias que puedan ocasionar al entorno sino, además, a quienes le rodean.

Tanto el uso sostenido de bocinas, como la exposición a ellas de manera indiscriminada son perjudiciales para la salud. Ante la aparición cada vez más frecuente de preocupaciones del pueblo  a este tema se han realizado estudios nacionales e internacionales, además se crearon grupos de trabajo en la prevención y enfrentamiento a tal indisciplina, pero aún se necesita mayor accionar, no solo por parte de las autoridades, sino un despertar en la conciencia individual de cada ser humano, lo que seamos capaces de cuidar hoy, mañana podremos disfrutarlo.

El barrio es uno de los escenarios claves donde la música contribuye a afectar el medio ambiente, el actuar inconsciente de algunos choferes al sonar el claxon, los gritos entre vecinos, al construir una vivienda u otra obra, son acciones que de cierta manera nos perjudican, sin darnos cuenta que la exposición a las ondas sonoras con elevados volúmenes pueden generar afectaciones a los sistemas nervioso y cardiovascular.

Sin lugar a dudas la audición es el sentido que con mayor frecuencia da las señales de lo que ha sido reconocido como una enfermedad: el daño auditivo inducido por el ruido.

Cuidar la salud y el entorno para que las nuevas generaciones disfruten de ello es un deber de cada ser.