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Foto: ArchivoFoto: ArchivoAgosto, 2021.- A pocos días de iniciado el mes de agosto todo parece indicar que las cifras de COVID-19 serán mucho más alarmantes que en períodos anteriores. ¿Será que se perdió toda la percepción del peligro, o el amor por la vida misma?

Es cierto que se está ante una cepa mucho más contagiosa que el resto, la variante Delta tiene una alta elevada transmisibilidad. Según información ofrecida por José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud por cada persona enferma se pueden contagiar más de seis, si antes enfermaba un solo miembro de la familia o nadie, hoy un enfermo prácticamente puede enfermar a todos en el hogar.

Y si a eso se le añade que muchos incumplen de manera absurda las medidas que tanto explican en los medios de comunicación masiva, y qué para unos cuantos es teque o más de lo mismo, porque siguen creyendo en el “a mí no me va a tocar”, cuando se sabe que la COVID-19 no entiende ni de edades, ni de sexo, ataca a cualquiera que le dé la más mínima posibilidad.

Dentro de poco se acaba el verano y tampoco se ha podido disfrutar de las añoradas vacaciones en los lugares habituales como la playa, piscinas y visitas a familiares; mientras, la casa y las estrategias de cada uno son ahora mismo el sitio más seguro para prevenir la enfermedad, que tantas muertes ocasiona a diario en el mundo y que Cuba no escapa de ello.

Sierra de Cubitas, municipio que al inicio de la pandemia mantuvo una tendencia al control de la enfermedad, hoy tiene una tasa de incidencia de 481.11 por cada mil habitantes a partir del incremento de casos autóctonos en lo que va de año, 219 hasta este lunes y con posibilidades de aumentar, lo que por supuesto obliga a todos a redoblar las medidas tanto en casa como fuera de ella, son tiempos difíciles y se necesita de la cooperación de todos.

Es cierto que se avanza en la campaña de vacunación, pero sigue siendo la prevención la mejor vacuna ante un virus que le ha robado a todos sueños y proyectos, pero no las ganas de vivir.