Foto: Archivo.Sierra de Cubitas, 18 feb.- Transmitir sentimientos, mejorar el entorno, llorar, hacer reír, soñar y hasta crecer constituyen los principales frutos de cada espectáculo nacido de los instructores de arte que aunque parezca sencillo resulta un difícil empeño porque siempre va acompañado del talento y la creatividad.
Sobradas muestras de generosidad por desarrollar dentro y fuera del país esta sabia idea han dejado los profesionales de este programa desde que el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz fundara aquel 14 de abril 1961 la primera Escuela Nacional de Instructores de Arte y más tarde la creación de la Brigada José Martí.
Hoy en la celebración de su día, vale reconocer su protagonismo que asciende, emerge porque está preñado del talento en cada presentación, encima del tabloncillo o plasmado en el lienzo a golpe de pincel, en las zapatillas para danzar, en el pensamiento; el que también repercute en el aprendizaje de cada aficionado y es recompensado con el aplauso del público.
Ellos son como las semillas que germinan y crecen porque allí están, en el barrio donde la gente necesita elevar la espiritualidad, la alegría, donde se defiende lo autóctono, lo popular, la cubanía, esa en que se inspiran escritores y poetas porque los instructores se necesitan para descubrir talentos y convertirlos en creadores.
A esos hombres y mujeres que desafían los tiempos y las distancias para llevar el arte a todas las comunidades en el empeño de masificar la cultura, a todos ¡Felicidades!