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Foto: Archivo.Foto: Archivo.Dic, 2018.- Ella tiene 16 años, él 23, se conocieron hace apenas cinco meses en un centro recreativo. Bailaron toda la noche reguetón y casino, cuando por fin pusieron una canción romántica y vino el primer beso, el apretón y después el sexo en una casa que el muchacho había conseguido para cuando “cuadrara” una jovencita de esas que todos quieren tener.

Para la muchacha fue una experiencia inolvidable, era su primera vez, él sin embargo, se anotaba otra bisoña en este mundo que sin imaginárselo había cometido uno de los peores errores de su vida: sexo sin protección.

Pasaron los días y todo estaba bien, el chico siguió su aventura con la joven y sin querer se enamoró. Ya toda la familia sabía de ese amor profundo. Su noviazgo era de esos que hoy cuesta trabajo encontrar, de esos que creen en el amor de Romeo y Julieta: para siempre.

En el quinto mes de relación la estudiante del preuniversitario comienza a sentir dolor de cabeza, fiebre, pérdida de peso, náuseas y vómitos; todos estaban muy preocupados, pensaban en un embarazo.

A partir de ahí todo cambió, a los enamorados se le vino el mundo encima después de someterse a unos exámenes para descartar la posibilidad de una enfermedad de transmisión sexual.

Se confirmó que ambos eran portadores del VIH Sida y que ahora nada volvería a ser como antes.

Lo que comenzó como un juego terminó siendo una trágica historia que viven ahora quienes dudaron de la importancia de protegerse en todas las relaciones sexuales, aunque fuera la primera vez.