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Foto: AutoraFoto: AutoraSierra de Cubitas, 18 ene.- En cualquier parte del mundo el cubano es reconocido por su amabilidad, humanismo y ese carisma que sobresale entre cualquier otra persona. En Cuba muchas otras cosas lo identifican, entre ellas la forma de vestir, el juego de dominó en la cuadra, los niños jugando hermanados en cualquier parque o calle, el saludo cordial en las mañanas o el abrazo entrañable al amigo.

Identifica al cubano su resistencia de lucha, su fortaleza y esa manera que tiene de enfrentar los desafíos que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos a Cuba.

La educación y la cultura son otros de los aspectos identitarios del cubano, premisa fundamental en el proceso socialista revolucionario que se ha forjado durante 60 años, pero, ¿sabemos defender nuestra identidad?

Cuántas veces hemos sido víctimas o victimarios de indisciplinas sociales o acciones que atentan contra ella cuando vemos la falta de educación de una persona que no saluda, del que no le importa una situación ajena y no es capaz de ayudar a quien lo necesita, del que grita en lugares públicos o del que abusa de la moda buscando estereotipos foráneos que quebrantan la identidad nacional con sellos o símbolos que nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia.

La cubanía se vive, la viven con agrado personas de todas partes del mundo que prefieren a Cuba como destino turístico, es por ello que debemos mirarnos por dentro y por fuera y descubrir como la afectamos, para luego, cada uno de nosotros, contribuir a preservar ese sello que nos identifica como cubanos.