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Sancti Spíritus, 26 dic.- Superada de manera exitosa la fase de puesta en marcha, la primera planta de secado de granos del país, ubicada en Iguará, en esta provincia de la zona central de Cuba, apuesta por la conquista de nuevos mercados.

Acostumbrados por siglos a secar sus productos sobre mantas rústicas, lo mismo en medio del camino, que en los portales de sus casas y a veces hasta con los propios ventiladores domésticos, los campesinos de la zona norte de la provincia espirituana no creyeron en un inicio que aquel “central” que comenzaba a levantarse junto a las antiguas naves de Acopio, en Iguará, fuera precisamente para bien de sus frijoles.

Reconocida como uno de los mayores graneros de Cuba, la faja comprendida desde el norte de Cabaiguán y Taguasco hasta el sur de Yaguajay y Mayajigua se beneficia con un fenómeno que los guajiros más “meteorólogos” definen como “los nortes de semilleros”, una suerte de aguaceros extemporáneos que suelen empapar los campos en plena temporada invernal y que, por lo general, garantizan muy buenas frijoleras en la zona.

Para asegurar que esta producción llegue a feliz término en una región donde el aporte viene lo mismo del sector privado que del estatal, la dirección del Ministerio de la Agricultura decidió crear aquí la primera planta de secado de granos del país, una industria moderna y competente que ha sido concebida esencialmente para tratar frijol y maíz, pero cuya tecnología, de procedencia brasileña y costarricense, admite también sorgo, garbanzo y hasta arroz.

Construido a un costo de alrededor de siete millones de pesos en moneda total, el secadero tiene capacidad para procesar 40 toneladas diarias, con la bendición de un horno dual que puede alimentarse lo mismo con biomasa que con diésel.

Pablo Enrique Cabrera, director de la unidad, perteneciente a la Empresa Agroindustrial de Granos Valle del Caonao, dice que además de humanizar considerablemente la actividad, que hasta ahora se realizaba de manera artesanal, el proceso tiene otra ventaja que resulta novedosa para el país: por las características del horno, los gases de la combustión nunca entran en contacto con el grano, lo que permite obtener un producto más saludable.

La industria está dotada de un sistema de almacenaje en silos —de 40 y de 200 toneladas—, que a su vez cuentan con un servicio de aire que evita la fermentación y contribuye a preservar las propiedades organolépticas del alimento, un privilegio que asegura la calidad final de la cosecha.

Como de la noche al día

De la tremenda acogida que ha tenido “el centralito” entre los cosecheros de Jarahueca, Itabo, Iguará y zonas colindantes hablan lo mismo Reiniel Tomé, bautizado desde hace años como Araña, uno de los mayores productores de frijol para semilla en todo el archipiélago, que los hermanos Brito, los Calzada o los Hernández, todos afiliados a cooperativas de Créditos y Servicios de la zona.

Es cierto que por lo joven de la industria —tuvo su puesta en marcha el pasado 8 de febrero— y también por las carencias de combustible y otros insumos, todavía las 121 bases productivas incluidas en el programa inicial no han llegado hasta Iguará; sin embargo, otras más distantes como cooperativas radicadas en Jatibonico (Sancti Spíritus), Majagua (Ciego de Ávila) y Remedios (Villa Clara) le han cogido el gusto al desarrollo.

La industria tiene el don de limpiar y secar el alimento en un tiempo prudencial, y en el caso del frijol dispone de una planta de beneficio que le extrae las materias extrañas o subproductos, pule y da brillo al grano, y puede envasarlo en dosis de 50 kilogramos o 250, 500 y mil gramos.

Aquí lo mismo podemos recibir un carretón con un saco, que un camión con diez toneladas, dice el director, para quien la perspectiva de crecimiento está asegurada por la tradición y la cultura productiva de décadas que reinan en estos predios.

Alimentada con biomasa casi al 100 % desde que arrancó, en febrero y marzo la industria benefició alrededor de 500 toneladas de frijol, mientras de julio a octubre secó mil 050 toneladas de maíz, aunque funcionó al 35 % de explotación y en medio de la contingencia energética que ha venido azotando al país.

Iguará se multiplica

La planta ya está realizando ventas al Comercio (con destino a la canasta familiar normada), al turismo y a las llamadas tiendas recaudadoras.

La planta de Iguará, oficialmente nombrada Eduardo Lamas, en honor al prestigioso director que llevara por muchos años las riendas de la Empresa Valle del Caonao, es la primera, pero no la única prevista en el país.

Industrias similares están proyectadas, e incluso algunas muy adelantadas, en la zona de Velasco, Holguín —reconocido granero de la región oriental —; en Las Tunas, Granma y Santiago de Cuba, todas destinadas al procesamiento de frijol y maíz, y bajo la tutela del Ministerio de la Agricultura.

Iguará, que en lenguaje deportivo se llevó la arrancada, ya está realizando ventas al Comercio (con destino a la canasta familiar normada), al turismo y a las llamadas tiendas recaudadoras de divisas; está gestionando tecnología para el aprovechamiento de los subproductos y pensando en exportar las primeras toneladas en el cercano 2020, una pretensión que también la pone muy a tono con las necesidades del país.

En contexto

En el Plan de la Economía del año 2020 se ratifica la importancia de la producción nacional y avanzar en la sustitución efectiva de importaciones, con prioridad, en primera instancia, el incremento de la producción de bienes que se importan y cuyo financiamiento, para producirlos en el país, está precisamente en eliminarlos de la importación.

En este sentido, para el año 2020 el plan proyecta asignar a la Industria y a la Agricultura en el entorno de unos 240 millones de dólares más que lo que ha sido posible disponer en 2019, lo cual tiene impacto en la sustitución de importaciones y en el incremento de la circulación mercantil minorista.

En el contexto actual hay que añadir la oportunidad que se les presenta a sectores de la Industria nacional, de producir con destino al comercio interno en divisas.

Esta constituye una nueva fuente de financiamiento de la economía, que aprovecharemos en la medida en que las divisas que se captan se queden en el país y se oferten más bienes nacionales, con una mayor participación de nuestra industria.

Precisiones

-El Estado y el Gobierno cubanos prestan atención prioritaria a la seguridad alimentaria, como una parte de la dimensión económica y social de la seguridad nacional.

-Muestra de ello es que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoció a Cuba como el quinto país entre los 14 primeros que han logrado reducir los índices de hambre y desnutrición, de forma sostenida por varios años.

-El 23,2 % de los suelos de Cuba se catalogan como muy productivos o productivos, y el 78 % en las categorías de muy poco productivos o poco productivos.

-Más de tres millones de hectáreas de suelo de uso agrícola están afectadas por factores limitantes, lo que requiere de recursos considerables estimados entre 175 millones de pesos por quinquenio, a un ritmo de 100 mil hectáreas anuales, más el 10 % para la recuperación de las áreas.

-La superficie agrícola alcanza 6,4 millones de hectáreas, el 58,2 % de la superficie terrestre del país.

-El sistema de la Agricultura trabaja hacia el futuro por crecer en las exportaciones de productos tradicionales e incrementar en otros, conscientes que esta será la vía principal para obtener finanzas para el desarrollo, para reducir la dependencia del mercado interno y alcanzar la satisfacción de la demanda interna con apego al concepto de la seguridad alimentaria. (RCA)