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Foto: CadenagramonteFoto: CadenagramonteMedios de comunicación intoxican constantemente las redes sociales con informaciones sobre Cuba. Se catalogan como independientes o alternativos. Pero basta ir tras la ruta del dinero que los alienta para saber de quién dependen y a qué línea editorial responden… La estrategia de comunicación que se articula desde las plataformas digitales es parte del diseño político del Gobierno de los Estados Unidos.

Un entramado de medios de comunicación intenta legitimar en Cuba la visión hegemónica estadounidense sobre democracia y libertad. Curioso resulta que todos los que dirigen CiberCuba, ADN Cuba, Cubanos por el Mundo, Cubita Now, Cubanet, Periodismo de Barrio, El Toque, El Estornudo y YucaByte, entre otros, residen en el exterior. La mayoría, en los Estados Unidos.

El informe de la Comisión para la asistencia a una Cuba Libre, de junio de 2004, registra las principales líneas subversivas hacia la Isla entre las que se incluyó el fomento de proyectos de prensa. Desde entonces, todas las administraciones posteriores a Bush ajustaron su diseño mediático a cada contexto.

El Departamento de Estado, la Agencia Internacional para el Desarrollo y el Fondo Nacional para la Democracia de los Estados Unidos, financian esta maquinaria mediática que se ha beneficiado de los más de 500 millones de dólares que la Casa Blanca destinó en los últimos 20 años para la subversión en Cuba.

Con el fin de recibir de modo expedito lo financiamientos, varios de estos se han registrado en otros países como organizaciones no gubernamentales. Es el caso de los sitios digitales El Toque, mediante el colectivo “Más radicado en Polonia”, y de El Estornudo, creado en Cuba y luego en México como una ONG. Carlos Manuel Álvarez, de El Estornudo, arribó a Cuba el 24 de noviembre para unirse al show mediático de San Isidro.

Estos medios que se hacen llamar alternativos e independientes, se descalifican por sí solos cuando se revela de dónde procede su sustento, aunque en ocasiones se pretenda desviar la atención sobre el origen del dinero.

Quienes dirigen y colaboran en estos espacios, lo hacen a través de organizaciones radicadas en territorio estadounidense, europeo o latinoamericano.

El Instituto de Periodismo de Paz y Guerra, Factual, Distintas Latitudes, Fundación Sueca de Derechos Humanos, Editorial Hipermedia, Diario de Cuba, Cubanet, la Universidad Sergio Arboleda, y muchos más, funcionan como contratistas de estos proyectos de prensa.

En este diseño sobresale desde el Fondo Nacional para la Democracia, el cubanoamericano Aimel Ríos Wong… Como Jefe del Programa Cuba, controla y distribuye los fondos aprobados para desmontar paradigmas ideológicos y culturales desde afuera y dentro de la isla.

Como estrategia seleccionan a sus futuros líderes, los capacitan, los premian, los financian, los estimulan, los visibilizan, los aglutinan, los empoderan, los orientan y les dan espacios y tribunas.

Fuentes públicas del propio Gobierno de los Estados Unidos muestran el incremento de estos fondos durante los últimos años, justo cuando el estado cubano avanza en las transformaciones del nuevo modelo económico y social.

Una convocatoria de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado para financiar propuestas relacionadas con los derechos civiles y políticos en la Isla, en medio de las provocaciones articuladas en los últimos días, así lo confirman.

En paralelo con la imposición de medidas económicas restrictivas y el complejo escenario epidemiológico de la Covid-19, los medios de prensa enemigos se alinearon para desacreditar la gestión del Gobierno cubano y deslegitimar el sistema.

En este entramado comunicacional se encuentran los llamados influencer, creados para generar empatías y tendencias ideológicas en miles de seguidores a través de las redes sociales.

En ese escenario, los proyectos de prensa enemigos se identifican como instrumentos del Gobierno de los Estados Unidos en su estrategia de guerra no convencional. Quien consume las noticias que publican los medios subversivos pudiera llegar a creer que Cuba es un país que se desploma. Sin embargo, se trata de una nación que vive una realidad diferente. (Cadenagramonte)