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Foto: Cadenagramonte.Foto: Cadenagramonte.Como fruto de la solidaridad que Cuba ha cosechado alrededor del mundo, miles de jóvenes de múltiples países cursan estudios en la Isla, y al llegar cada verano, muchos reciben sus títulos de egresados y ven cumplidos sus sueños, imposibles de realizar en sus lugares de origen.

En este mes de julio, por ejemplo, la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, de Camagüey, graduó a más de medio centenar de estudiantes procedentes de una veintena de naciones.

Entre ellos estaba Safwat Azwi Izzat, de Palestina, quien se lleva a su pueblo algo más que conocimientos científicos; también lecciones de moral, de humanismo, de ética y profesionalidad, imprescindibles para el ejercicio de la Medicina.

“No solo hemos aprendido de Medicina, sino que hemos adquirido una preparación humanista, que nos compromete a que los servicios de Salud lleguen a toda la población, con sus diferentes capas socioculturales.”          

Aún cuando en otras partes del mundo el acceso a la educación es una utopía para los más pobres, en la mayor de las Antillas es una realidad cotidiana, que abre posibilidades más allá de las fronteras nacionales.

Cuba ha demostrado que todos tenemos derecho a recibir educación, sin ninguna discriminación. Aquí no hay diferencia entre asiáticos, africanos, latinoamericanos o de otras partes del mundo, sentenció.

Aunque nació y vivió sus primeros años en Palestina, desde hace más de un lustro Safwat Azwi Izzat se siente cubano, y agradece la hospitalidad de este pueblo “que ha compartido su plato de comida, su tiempo, y que nos hizo sentir en familia y nos brindó su apoyo”.

En las aulas de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay se aprecia la solidaridad de Cuba con naciones hermanas.

Jóvenes de varios países, junto a los nacidos en esta tierra, comparten conocimientos y lecciones de vida que a la vuelta del tiempo quedan incorporados al quehacer cotidiano.

Los que han llegado hasta esta Isla del Caribe para formarse como profesionales, regresan agradecidos por la oportunidad. Los hijos de esta patria grande de Martí y de Fidel, se saben  partícipes de una página que solo es posible gracias a la amistad entre los hombres y los pueblos. (Cadenagramonte)