Foto: GranmaDe la mano de cualquier desastre natural no solo pueden venir destrozos en la infraestructura, pérdidas económicas y riesgos para la vida de las personas. Fenómenos de este tipo suponen además amenazas para la salud, no solo en el momento en que este ocurre sino en las consecuencias, principalmente en forma de enfermedades infecciosas, en tanto los gérmenes que las causan muy a menudo encuentran condiciones favorables después de ocurrido este evento y pueden propagarse fácilmente.
Algunas medidas simples, sin embargo, pueden ayudar a proteger a la comunidad de enfermedades contagiosas y prevenirlas, en especial en la población infantil. Pero igual de importante es que los padres puedan reconocer los signos de agravamiento, y la familia eleve la percepción de riesgo sobre todo en el caso de los niños pretérmino, cardiópatas y con otros riesgos.
Con el paso del huracán Irma, entre las enfermedades que pueden aparecer o complicarse son precisamente las infecciones respiratorias, apuntó la doctora Gladis Abreu Suárez, especialista de II grado en pediatría del Hospital Pediátrico de Centro Habana.
De acuerdo con la también Doctora en Ciencias y profesora titular, estos fenómenos naturales obligan a las familias a encerrarse en las casas o refugios, por lo cual disminuye la ventilación, se reúnen personas, algunas con catarro; y como estas infecciones se trasmiten de persona a persona fácilmente, pueden justamente aumentar estas afecciones respiratorias. También, explicó, es importante tener en cuenta que este momento coincide con una época del año en la cual normalmente circulan con más frecuencia los virus respiratorios.
Abreu Suárez, además Presidenta de la Sociedad cubana de Pediatría, comentó que en el fin del verano «circula un virus que afecta sobre todo a los menores de seis meses y produce dificultad para respirar: el niño tose mucho y le falta el aire porque el virus provoca bronquiolitis. No se pueden olvidar las neumonías que pueden complicar estas infecciones ni los cuadros de tos en accesos que ahogan al paciente, entre otras afecciones respiratorias», explicó.
Asimismo, respecto a las edades de los menores más propensos a enfermarse, la entrevistada puntualizó que los niños más pequeños tienen mayor inmadurez en las vías aéreas y se defienden menos en general, «pero ello es más grave en los prematuros y desnutridos. También tienen más riesgo si no reciben lactancia materna exclusiva, por los anticuerpos protectores que le trasmite al niño, o si coexisten enfermedades crónicas, problemas neurológicos, del corazón, entre otros. El papel de la familia es fundamental, el cuidado e higiene del niño y la alimentación adecuada son esenciales», especificó.
Del mismo modo, la experta aseguró que los problemas respiratorios también empeoran si los padres fuman, pues el humo del cigarro es muy irritante para el epitelio de las vías respiratorias de los niños y provoca que muchas infecciones respiratorias repitan. «No se debe fumar nunca en la casa», aseguró.
Especial énfasis hizo la especialista en la conducta que deben seguir los padres si su niño o niña presenta síntomas respiratorios asociados o no a la fiebre. Al respecto explicó que «los niños con síntomas respiratorios deben siempre ser evaluados por su médico de familia o pediatra, el que puede hacer un diagnóstico y decidir si puede recibir tratamiento en el hogar o ser ingresado. La mayoría pueden evolucionar en su casa, pero con observación y cuidados por parte de la familia, acudiendo al facultativo si no evoluciona bien o aparece algún signo de peligro».
La colaboración de la familia dijo, resulta vital en el seguimiento del menor en el hogar, para lo cual esta debe cumplir con las orientaciones sobre la dieta, manteniendo el pecho a los lactantes. «Se aumenta el aporte de líquidos, se vigila la temperatura y si aparecen vómitos, lo notan muy decaído, somnoliento, con falta de aire o dolor al respirar, deben acudir de nuevo al médico».
Abreu Suárez enfatizó que no se debe administrar a los menores por cuenta de los padres o cuidadores, antibióticos no recomendados por su médico. «Estas infecciones generalmente son virales y en ellas no actúan los antibióticos. No previenen las complicaciones y por el contrario favorecen la aparición de resistencia a esos antibióticos que pueden necesitarse en otro momento y no funcionar», informó. (Granma)