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Jose raul capablanca ajedrez 1 580x313Jose raul capablanca ajedrez 1 580x313La ciudad cambiaba su rostro por esos años. La tranquilidad de siglos dio paso a un frenético movimiento que terminó convirtiendo a Buenos Aires en uno de los centros económicos y políticos más emblemáticos del sur del continente.

En esa época se produjeron importantes transformaciones en las formas de vida de la sociedad argentina. Resultado de la llegada de oleadas de inmigrantes, la ciudad creció a tasas anuales muy elevadas. Cuando en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial era la duodécima más grande del mundo con un millón 575 mil habitantes. Contaba, además, con 875 km de líneas férreas y tres mil vehículos. En 1919 fue inaugurada la ampliación del puerto de Buenos Aires, al norte de la Avenida Córdoba.

La milonga y el contagioso tango se convirtieron en  la música preferida de los sectores populares urbanos. Los tranvías y los taxis-colectivos acercaban los barrios de la periferia al centro de la ciudad, facilitando la asistencia a los espectáculos teatrales, deportivos y cinematográficos. Por aquellos años el fonógrafo permitió a Carlos Gardel y Enrique Delfino alcanzar una gran popularidad.

El fútbol –llevado a la Argentina por los ingleses (sus creadores), se transformó definitivamente por esa época en una pasión. En las primeras décadas del siglo XX se fundaron los que hoy son los grandes clubes de la Argentina: River Plate, Boca Juniors, Independiente, Racing, San Lorenzo y Huracán.

Esa Argentina floreciente y en crecimiento acogería en septiembre de 1927 el campeonato por la corona del mundo de ajedrez entre el cubano Raúl Capablanca y su retador, el francés de origen ruso Alexander Alekhine.

Capablanca llegó a Buenos Aires en la tarde del 13 de septiembre a bordo del buque “American Legion”, después de una larga travesía desde Nueva York, que incluyó escalas en Brasil y Uruguay.

Alekhine, por su parte, lo hacía procedente de Francia. Se embarcó en la ciudad portuaria de Burdeos, al sudoeste de la “Ciudad Luz”, en el trasatlántico “Massilia”, que arribó a Buenos Aires el 7 de septiembre, una semana antes del inicio del match.

El presidente argentino de aquel entonces, Dr. Marcelo T. de Alvear, se había propuesto acoger en su país un evento de estas características. No fueron pocos los obstáculos que debió vencer, sobre todo el financiero. Se necesitaban alrededor de 40 mil pesos, de ellos 18 mil (casi la mitad) para pagar a los dos afamados ajedrecistas. El Club Español, el Banco Hipotecario, el Club Gimnasia y Esgrima de Rosario, Radio Prieto, el diario La Nación y el Club Argentino fueron algunas de las instituciones que hicieron aportes monetarios.

Con la presencia de T. de Alvear fue inaugurado el match el 15 de septiembre de 1927. Ganaría el primero que acumulara seis victorias y no se considerarían las tablas, fueron algunas de las reglas aprobadas para la ocasión.

El 29 de noviembre, después de 34 agotadoras partidas, jugadas en 75 días, en las que ambos ajedrecistas (dueños de estilos opuestos) pusieron a prueba toda su experiencia, Capablanca envió una nota a su adversario que decía: …”Abandono la partida. Usted es, pues, el campeón mundial y yo lo felicito por ese éxito. Mis cumplidos a madame Alekhine. Cordialmente suyo, J.R”.

Alekhine, por su parte, declaró que había coronado la mayor ambición de su vida y preguntado por la revancha respondió: “Tendré extraordinario placer en otorgarle a Capablanca, mi caballeroso adversario, que se ha comportado en todo el match en forma que hace honor a su hidalguía, el desquite en el año 1929″…

El ruso, nacionalizado francés, acabó venciendo seis a tres en el encuentro más largo de la historia del campeonato del mundo, luego del de 1985 entre Karpov y Kasparov. Capablanca y Alekhine protagonizaron uno de los match más trascendentes de la historia del milenario juego.

El desquite que anunció Alekhine le concedería a Capablanca en 1929 nunca ocurrió. No obstante, nuevamente ambos ajedrecistas se vieron las caras en Buenos Aires doce años más tarde (en 1939), cuando se dieron cita en la VIII Olimpiada Mundial de Ajedrez (la primera que tenía lugar fuera de territorio europeo, escenario del inicio de la II Guerra Mundial). Fue, además, la última actuación del cubano en un evento internacional.

El legendario jugador cubano, ya con 51 años de edad, fue a la Argentina defendiendo el primer tablero del equipo nacional cubano, el que también integraban Alberto López, Miguel Alemán, Rafael Blanco y Francisco Planas.

En Argentina el GM cubano alcanzó una gran actuación. En el primer tablero ganó siete partidas, entabló nueve y no perdió, resultado que lo llevó a conquistar la medalla de oro defendiendo el primer tablero. Capablanca derrotó en esa ocasión al ruso-francés Alekhine, el mismo que siempre le negó la revancha por el campeonato del mundo y que lo había obligado a inclinar su invicto rey en Buenos Aires un 29 de noviembre de 1927.planilla ajedrezplanilla ajedrez

Texto y foto: cubadebate