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Foto: Cadenagramonte.Foto: Cadenagramonte.Mucho se ha caminado desde que comenzaron a dar sus primeros pasos las organizaciones cubanas más juveniles y que nuevamente este abril están de cumpleaños, para reafirmar que cuando la fuerza de las ideas se impone se pueden levantar murallas de cultura e historia.

Tan orondas como las palmas de nuestros campos han crecido la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), las cuales cada día tratan de parecerse más a su tiempo, a sus miembros, e incluso más allá, porque el fin sigue siendo un pueblo unido, en cuadro apretado, como bien enseñó José Martí.

Más que reverenciar a sus héroes, estas organizaciones en sus festejos quieren parecerse a ellos y apuestan por continuar bebiendo de ese extraordinario legado que la juventud ha dejado en cada época, desde las guerras independentistas hasta la generación de 1930 y la del Moncada.

¿Cómo construir un futuro que fibra a fibra se parezca a Cuba, en todos sus colores, formas y tamaños, pero que sobre todo siga siendo nuestra? Ese es, quizás, el mayor reto de la UJC en pleno siglo XXI.

Son infinitas las aspiraciones y motivaciones que marcan los 57 abriles de la UJC y los 56 de la OPJM, esencialmente la de romper con el “reunionismo”, el conformismo y la apatía que no van en consonancia con estos años rebeldes.

Confianza es lo que sobra en el sentir de los pinos nuevos, quienes saben mover su pedacito de tierra desde el protagonismo, y por eso se les ve asumiendo y creando lo mismo en el aula que en el surco.

No es de extrañar que mucho orgullo revolucionario se respire desde ahora, porque bien sabido es que no hay mañana sin hoy y que el motor impulsor de la Revolución seguirá siendo la juventud, trabajando codo a codo con las generaciones más viejas.

No pasar como las modas, sino con el compromiso sincero del tiempo y la historia que les ha tocado vivir, ha sido siempre la máxima de los continuadores del Apóstol de la independencia, de Mella, de Camilo, del Che, de Fidel, de Raúl… y de tantos héroes que han ennoblecido al archipiélago cubano.

Una amplia jornada "se cocina" por el 4 de abril, en la cual se incluyen acampadas a lugares históricos, trabajos productivos, fiestas, y varios encuentros para proponer y seguir sumando a todos, escuchar lo que cada uno tiene que decir.

Que la savia joven siempre germine en cada acción, que se argumente y se motive en vez de imponer y obligar, que se piense y se haga en cada lugar de acuerdo con la diversidad de criterios, echando por tierra los estereotipos, es la sangre que fluye en estas dos organizaciones así como sus retos actuales.

La juventud nunca ha sido perezosa, su espíritu de fiereza, de entrega, de fidelidad, sigue alumbrando a la Patria, cual antorcha eterna de constante soñar, de andar, de luchar.

Porque Somos Cuba, lema central de estas celebraciones, es que se celebra este día feliz, siempre bajo la égida de la bandera de la estrella solitaria. (Cadenagramonte)