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El 8 de diciembre de 1980, John Lennon, el exbeatle, tuvo una muerte inmerecida, todavía suelo avivarme con la sacudida mundial de dicho acontecimiento, invocando un inusual testimonio aparecido en El Caimán Barbudo del representante soviético de entonces ante las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, casi como aquellas anotaciones, una del Che de su diario en Bolivia al atardecer de una jornada conmovedora: “día triste en la guerrilla”, la otra dicha por Holden Caufild, el personaje de la novela “El guardián en el trigal”: “Eso me mató”, coincidentemente el mismo libro que se le encontrara en el bolsillo al asesino de Lennon al detenérsele policialmente; y no obstante dicha fecha, año tras año, ha renacido su legado progresista: silvestre en las letras de sus canciones, disperso en las numerosas declaraciones públicas del artista y en sus demostraciones cívicas en que reclamaba una oportunidad a la paz(“Give peace a chance”).
Nuestro país, aunque distante de los escenarios físicos de sus presentaciones, estuvo atento y por su cuenta – a través de un informal sector de la juventud – a lo que entonces no se percibía como “patrimonio de la humanidad”, reconocimiento que finalmente vendría con todo: “firmado, sellado, entregado y suyo”, el 8 de diciembre del 2000 durante la develación de una escultura dedicada al artista en un Parque de la Habana, a la que asistieron: Fidel Castro, líder de la Revolución cubana, Ricardo Alarcón, Presidente del Parlamento en la legislatura de entonces, quién tuvo a su cargo una inspirada arenga inaugural y, Abel Prieto, actual Ministro de Cultura, a propósito este último luciendo una melena que le holgaba sobre los hombros, detalle – el pelo largo – muy simbólico y estigmatizador de la referida época.
Así cada año por esta fecha originalmente de signo trágico, que por paradojas del azar pulsea con su preludio de navidad, nuevo año y triunfo patrio , se agolpan los homenajes de alegría y de nostalgia dedicados a la dimensión mundial de dicha figura y donde – por supuesto – su música y los valores compartidos yacen en el centro: conciertos, veladas, peñas, conferencias, programas de radio y televisión, noticias en retrospectiva son solo algunas de las formas conmemorativas a nivel internacional y nacionalmente.
En nuestro ámbito local, este escribidor recuerda cinco actividades iluminadas con su fuerza de atracción, auspiciadas la casi totalidad de las mismas por la Casa de Cultura Municipal, la primera el 9 de octubre de 1992, fecha de su nacimiento, combinando en dicha recordación reflexiva la muerte real del Che y los 500 años del encuentro entre Europa y América, realizada en el patio de la terminal de ómnibus.

Área del escenario al fondo la obra: “John Lennon, muros y puentes de Osvaldo Armas y la colaboración de Haydeè Tejas.Área del escenario al fondo la obra: “John Lennon, muros y puentes de Osvaldo Armas y la colaboración de Haydeè Tejas.

La segunda conmemoración tuvo lugar el 8 de diciembre de 1994 en la anterior terraza de la Casa de Cultura, la de la escalera de caracol, organizada por el técnico de sonido de la institución Pedro Almenteros.
Otra celebración, que suele recordarse poco , esta vez en un amanecer de noviembre del 2007 – a las 7 de la mañana - la acogió la actividad Estación 31 en el punto de venta situado en la convergencia de la avenida Mario H. Toscano y la calle Ignacio Agramonte, por entonces un espacio recreativo para el consumo de bebidas en barra, banquetas, sillas y mesas.
El siguiente homenaje data del 8 de diciembre del 2011, tendría como escenarios el Lobby y la sala teatro de la patrocinadora por antonomasia Casa de Cultura, el primero como espacio para una conferencia sobre la obra artística y la vigencia de las ideas de Lennon y el segundo favoreció el concierto de la banda “Hermanos de la Torre”, agrupación camagüeyana que trabaja el repertorio de la música pop-rock de esas décadas.
La quinta y más reciente conmemoración, corresponde al viernes 8 de diciembre de este propio año y perfiló dos momentos ben delimitados.
A través de la revista “Cita Cultural” de Radio Cubitas, se retransmitió en la tarde un programa especial, dedicado íntegramente a John Lennon, realizado en el décimo aniversario de su muerte y emitido el 8 de diciembre de 1990 por Radio Cadena Agramonte.
Tanto como la conmemoración, destaca, en mi personal opinión, lo inédito del espacio dentro de la programación habitual de nuestra emisora local, no precisamente por la alusión al asunto, sino por la extensión radial del mismo, y el modo de tratarlo y lo lapidario de sus testimonios, en un clima de trabajo colectivo notablemente destenso.

Trío Solavaya!, interpretando la canción  “Love is in the air”.Trío Solavaya!, interpretando la canción “Love is in the air”.

Para la noche, en otro ámbito, la reinaugurada Terraza de la Casa de Cultura, recibió la peña cultural recreativa: “John Lennon: muros y puentes”.
Una actividad pensada para el diálogo de generaciones y el intercambio, que valiéndose de la atractiva convocatoria del homenajeado reunió en un apropiado sitio, todavía constructivamente crudo, en cifras un público alrededor de la media centena, al que se destinaron mensajes culturales, como su música, el contenido de sus letras traducidas allí mismo y  la visión de su pensamiento progresista.
Asimismo, se dio a conocer la evolución de la difusión de su vida y obra en Cuba, las valoraciones póstumas que le hicieron otras personalidades de la política y la cultura, así como la interpretación por instructores de arte de la localidad de versiones fonográficas vinculadas a dicha cultura musical en forma instrumental o en un aproximado idioma inglés: “Ayer (Yesterday), No me abandones (Don`t let me down), El tonto de la colina(Fool on the hill), y El amor està en el aire(Love is in the air)”.

“Una imagen vale mil palabras”, cuatro imágenes infinitas palabras.“Una imagen vale mil palabras”, cuatro imágenes infinitas palabras.

Apunte curioso y de buena señal resulta la aprobación colectiva, entre los participantes en la peña, de la identificación denominativa del espacio: “Terraza Escaleras al cielo”.
Como gestor de la actividad cultural, nunca me acomodo al hábito de entregarles a otros –mis compañeros- las invitaciones de las mismas para que las repartan, “caprichosamente”, -y durante 29 años- suelo hacerlo yo, no solo a cada persona sino personalizadamente.
Ese desgastante pero previo contacto directo, me permite, además de la cortesía formal de entregarle la tarjeta impresa, seleccionar al invitado, adicionando información sobre el programa de la actividad y el tema que contribuya a una concurrencia de apariencia dirigida pero altamente motivada, respondiendo por iguala interrogantes o aclarando con sencillez sus expectativas, algo que hago con dos propósitos: diagnosticar las posibilidades reales de asistencia de público o al menos –en caso contrario- dejarle algo más que la divulgación de una propuesta y de una fecha, y por si acaso, como el que no quiere la cosa, revelarles, descubrirles aspectos de nivel profundo de la cultura local, ese es el ejercicio del PROMOTOR CULTURAL.

Bueno una regla tiene su excepción, pero el genio humano hace trizas las reglas o si no por qué aquel eslogan en un muro de La Sorbona “Sean realistas, exijan lo imposible”.Bueno una regla tiene su excepción, pero el genio humano hace trizas las reglas o si no por qué aquel eslogan en un muro de La Sorbona “Sean realistas, exijan lo imposible”.

Ilustrando lo anterior a modo de anécdota bien pudiera servirme el siguiente relato.
Uno de los invitados a la actividad al abordarlo en plena calle con el anuncio y la convocatoria a la misma, ya teniendo su tarjeta en mano me espetó:
-¿Es una actividad normal?
De inmediato respondí con otra pregunta:
-¿ Para ti qué sería normal?
Respondería:
-Una actividad donde se vaya únicamente a oír la música de Lennon.
Tomándome algo de pausa y en un tono entre irónico y tutoral volví nuevamente a valerme de una última interrogante:
-¿Existe algún sitio público en Sola, donde tú puedas ir a escuchar las canciones de John Lennon?
Con resignación e impotencia, configurada en su rostro y gemidor en la inflexión de su voz, declinó con el monosílabo de marras dicho negativamente.
Entonces redondeando conclusivamente la idea le dije, si solo fuera una actividad para escuchar su música, aún así, tan solo esa opción no sería, en nuestro ámbito, algo normal, y a continuación enumeré algunas de las otras partes.

En primer plano los veteranos de la generación postbeatles.En primer plano los veteranos de la generación postbeatles.

Esa misma noche con la certeza de un ambivalente resultado, por una parte cosas perfectas en la actividad, objetivos que lograron cumplirse y de otra cosas que no cuajaron; aún con el desabrido saborcillo que individualmente la misma me impregnó, y sentado frente al noticiero televisivo de cierre mientras un reportaje de La Habana recordaba también la muerte de Lennon, comprendí que mi insatisfacción era sobre un hecho, que tal vez pudo mejorarse, pero no por la falta de él, no porque en otros lugares ocurran cosas que aquí no pasan o no logramos hacerlas.


Los pueblos pequeños están obligados a acercar las cosas de su interés y beneficio ellos mismos, el mundo que conozco –que incluye por supuesto el resto de la isla- està lleno o mejor dotado con todas las que requerimos, hay pues que ingeniárselas, para filtradas hacerlas llegar hasta aquí.

El anfitrión Kenny Ortigas, Director de la Casa de Cultura intercambia con el invitado Guillermo Noble, profesor de inglés, mientras éste traducía la canción “Power to the people” de John Lennon.El anfitrión Kenny Ortigas, Director de la Casa de Cultura intercambia con el invitado Guillermo Noble, profesor de inglés, mientras éste traducía la canción “Power to the people” de John Lennon.