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Foto: RHCFoto: RHCCaracas, 7 abr.- Sectores sociales y políticos venezolanos están en pie de guerra frente a amenazas golpistas internas e intervenciones externas contra la estabilidad de su país.

Una semana cargada de tensiones, incitación a la violencia de grupos de oposición de derecha y contundentes respuestas de las fuerzas chavistas y de izquierda caracterizaron las últimas horas del acontecer en este país, subraya Prensa Latina.

Las calles se llenaron de pueblo en respuesta a acciones de grupos de derecha que responden a un guión diseñado en Washington, en la OEA y en la embajada estadounidense en Caracas, señalan denuncias gubernamentales y de amigos del proceso venezolano.

El presidente Nicolás Maduro afirmó este jueves que las fuerzas revolucionaras vencieron con éxito los nuevos planes golpistas de la derecha venezolana, sectores que pretendían generar caos en el centro de Caracas.

'Los vamos a seguir derrotando porque tenemos la razón, tenemos la verdad, tenemos al pueblo, tenemos la unión cívico-militar y tenemos la más grande voluntad de luchar por esa razón, por esa verdad por ese derecho al futuro', expresó.

La situación es real, los grupos vinculados a los partidos de la IV Republica tratan de generar un ambiente de caos que justifique una intervención de fuerzas externas.

La víspera, el vicepresidente ejecutivo, Tareck El Aissami, denunció hechos de violencia generados por grupos de choque de la derecha que desmantelaron las instalaciones de la Unidad Educativa Gustavo Herrera de Chacao, tras una concentración en la autopista Francisco Fajardo y posteriormente trataron de llegar al centro de Caracas.

Pero, frente a los intentos desestabilizadores, el gobierno insiste en el diálogo nacional entre todas las fuerzas políticas, con el acompañamiento del papa Francisco, y los ex presidentes Martín Torrijos, de Panamá  y Leonel Fernández, de Dominicana, y el exjefe de gobierno de Espana,  José Luis Rodríguez Zapatero, pero la respuesta opositora se aparta de esos derroteros.

La posición desde la Asamblea Nacional (AN), dominada por la derecha desde 2015, es mantener el desacato constitucional, como parte de la intentona golpista en desarrollo y solicitar la intervención externa con la aplicación de la Carta Democrática de la OEA.

Los últimos acontecimientos en el país evidencian que la AN no quiere salir del desacato pese a todas las oportunidades que tuvieron, según expresó Maduro.

En ese sentido, hasta sectores de la oposición llaman a la mesa de diálogo. 'Que pongan de lado la soberbia, la prepotencia, que en esta hora tan difícil del país tengan la grandeza de reconocerse, de hablarse y de entenderse', indicó Hiram Gaviria presidente del partido opositor Puente.

Sin embargo, si hay diálogo y se termina el desacato de la AN, la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que aglutina a un enjambre de agrupaciones, perdería sus argumentos.

Pese a eso, por el otro lado, Maduro no se cansa de llamar a dialogar para garantizar la estabilidad constitucional y el desarrollo económico del país.

Estamos dispuestos a conversar y trabajar con la MUD y otras tendencias políticas hasta que logremos encontrar puntos y estrategias compatibles por el orden de la nación, declaró el jefe de Estado en un encuentro con líderes de distintas religiones, en el estado Miranda, este jueves.

Para avanzar por el camino a la concertación la Asamblea sólo tiene acatar la orden del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que insta al parlamento a desincorporar los tres diputados suspendidos del estado Amazonas (Julio Ygarza, Nirma Guarulla y Romel Guzamana) que fueron juramentados en el seno del hemiciclo.

Pero mientras no se dan esos pasos, la situación se inflama e incluso hay denuncias de la presencia en el país de grupos paramilitares colombianos ligados al ex presidente Álvaro Uribe que buscan generar hechos violentos y tienen 'una agenda para desestabilizar nuestro país', según el diputado Saúl Ortega. Integrante del Gran Polo Patriótico.

Ante las amenazas, el pueblo que apoya la Revolución Bolivariana está en pie de guerra, aunque dispuesto a dialogar con la otra parte para el bien del país.(RHC)