Tras imponer dos sucesivos vetos al reclamo universal de un cese de hostilidades en Gaza, Estados Unidos e Israel negocian con la Resistencia Palestina una suspensión de las operaciones militares causantes de una crisis humanitaria que angustia al mundo.
Las conversaciones se vienen desarrollando desde inicios de esta semana en varios escenarios, tanto en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, como en capitales de Europa y Oriente Medio, lo que revela su complejidad.
No obstante, la intensidad y discusiones de detalles durante los últimos días, alientan la esperanza de que la renuencia de Washington y Tel Aviv ceda ante la presión de la opinión pública mundial, como la de dentro de sus propios países.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el más renuente a otra pausa e intercambio de prisioneros, se vio obligado a negociar una nueva tregua con Hamás —que, en su opinión, le da un respiro y oportunidad de rearmarse y reforzar posiciones—, ya que su ejército e inteligencia militar han sido incapaces de descubrir y liberar a los militares y civiles judíos cautivos de la Resistencia Palestina.
Por el contrario, la conducta inopinada de tropas sionistas causó la muerte a tres rehenes israelíes que lograron escapar de sus custodios y cuando pedían auxilio en hebreo, enarbolando una bandera blanca, fueron ejecutados, lo que provocó una ola de indignadas críticas en Israel.
Netanyahu se reunió por tercera vez con familiares de los rehenes y les dijo que «no escatimará esfuerzos» para traerlos de vuelta a casa.
En otro gesto inhabitual, el presidente (jefe de Estado) de Israel, Isaac Herzog, dijo que su país está listo para una nueva tregua y alegó que depende de Hamás, lo que es cuando menos inexacto, porque todo depende de tratativas en las que Washington y Tel Aviv intentan por todos los medios salvar la cara.
El Consejo de Seguridad de la ONU aplazó de nuevo este martes la votación de una nueva resolución sobre la guerra de Gaza y la entrada de ayuda humanitaria en el enclave palestino, mientras siguen las negociaciones para evitar un nuevo veto de Estados Unidos.
La Administración de Joseph Biden vetó ya dos veces en solitario sendas resoluciones que pedían un alto el fuego en Gaza, argumentando en una ocasión que no reconocía el derecho a Israel de «defenderse» y en otra que no exigía la liberación de todos los rehenes en manos de Hamás como condición para cesar los combates.
En una rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, aseguró este martes que su país está negociando «de forma constructiva».
Todavía no hay fecha ni hora para la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, pero tres fuentes diplomáticas anticiparon a la AFP que será este miércoles la votación definitiva del texto, cuya última versión, a la que tuvo acceso la agencia, pide la «suspensión» y no «el cese» de las hostilidades.
Medios israelíes dijeron que el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Israel (Mosad), David Barnea, se reunió el lunes en Varsovia con el director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), Bill Burns, y el primer ministro de Qatar, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, con el que había tenido contactos el viernes pasado en Noruega.
Fuentes de Hamás anunciaron a AFP que el líder de la organización, Ismail Haniyeh, visitará Egipto el miércoles para hablar «sobre el cese de la agresión y la guerra, y para preparar un acuerdo de liberación de prisioneros y el fin del asedio impuesto a la Franja de Gaza».
Haniyeh, que vive en Qatar, se reunirá entre otros con el jefe de inteligencia egipcio, Abbas Kamel, añadió la propia fuente.
Este martes, el Ministerio de Salud de Gaza anunció que durante las últimas horas las fuerzas de ocupación israelíes cometieron 17 masacres horribles en todas las zonas de la Franja de Gaza. El saldo, 214 mártires y 300 heridos llegaron a los hospitales, mientras un gran número de víctimas siguen bajo los escombros y en las carreteras», informó el portavoz del Ministerio de Sanidad, Ashraf al Qudra.
(JR)
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El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, denunció este martes que el gobierno de Israel masacra sin piedad al pueblo de Palestina y reta a la comunidad internacional con su escalada de abusos.
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Los ataques terrestres y aéreos del ejército israelí han causado desde el pasado 7 de octubre la muerte de 19 453 personas y heridas a 52 286, además de un número indeterminado de desaparecidos, según una actualización presentada este lunes por las autoridades de salud del enclave palestino.
Al menos 25 personas perdieron la vida en un bombardeo nocturno del ejército israelí cerca del campo de refugiados de Nuseirat, situado en la parte central de la Franja de Gaza, al noreste de la ciudad de Deir al Balah.
Entre las víctimas, según la agencia de noticias palestina WAFA, hay una periodista, Haneen Ali al-Qutshan, que trabajaba para una radio en Gaza.
Al menos 110 personas murieron el domingo en el bombardeo de edificios residenciales en el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de Gaza, según dijo a la televisora Al-Jazeera Munir al-Boursh, funcionario de alto nivel del Ministerio de Salud.
La zona ha sufrido fuertes ataques en los últimos días. “Nadie puede recuperar a los mártires ni llevar a los heridos a los hospitales”, dijo Amal Radwan, que está en un refugio de la ONU en Jabaliya.
En ese contexto, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, llegó este lunes a Israel entre expectativas de que presionara al Gobierno de Tel Aviv para reducir operaciones bélicas en Gaza ante el creciente repudio internacional y las denuncios de genocidio contra la población palestina.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, y miembros de su gabinete, han insistido en que las acciones bélicas continuarán hasta eliminar al grupo islámico Hamás.
Estados Unidos ha vetado las peticiones internacionales de un cese del fuego y enviado municiones a su estrecho aliado, al tiempo que pide más medidas para evitar el daño a los civiles.
En las 10 semanas de ataques y bombardeos indiscriminados contra Gaza, buena parte del norte de la Franja se se ha convertido en un erial, hay decenas de miles de muertos, heridos y desparecidos, y unos 1.9 millones de palestinos, casi el 85% de la población del enclave, han sido desplazados.
La mayoría abarrotan refugios gestionados por Naciones Unidas y campamentos de carpas en la zona sur del asediado territorio, en una situación en que tanto pobladores como trabajadores humanitarios de la ONU y ONG internacionales han denunciado que no hay un lugar seguro en ese territorio.
Los ataques y bombardeos en zonas de hospitales de Gaza han dejado a la mayoría fuera de servicio.
La Organización Mundial de la Salud dijo estar “consternada” por el asalto israelí al hospital Kamal Adwan, en el norte de Gaza, durante los últimos días. Al menos ocho pacientes murieron, incluido uno de 9 años, y varios huyeron a pie porque las ambulancias no podían llegar al lugar, denunció el domingo por la noche el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La OMS, que trata de restaurar los servicios en Shifa y pudo visitar el lugar el viernes, describió su ala de urgencias como un “baño de sangre”, con cientos de pacientes heridos, algunos recibiendo suturas en el suelo con poco o ningún analgésico.
Decenas de miles de personas se refugiaban en el recinto pese a la grave falta de agua y comida, dijo la agencia sanitaria de Naciones Unidas.
Los bombardeos comenzaron luego del ataque de Hamás, el pasado 7 de octubre, que dejó unos 1 200 muertos, mientras que 240 personas fueros tomadas como rehenes.
Del 24 de noviembre al 1 de diciembre, durante una tregua humanitaria pactada con la mediación conjunta de Catar, Egipto y EE.UU., fueron canjeados 80 rehenes israelíes, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre.
Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel. Unos 130 rehenes todavía permanecen cautivos de Hamás, que ha advertido que no serán liberados más rehenes hasta que cesen las acciones militares israelíes.
Al expirar la tregua, las operaciones bélicas se reanudaron y el flujo de ayuda humanitaria que llega al sur del enclave palestino desde Egipto se redujo nuevamente a una quinta parte de lo que Gaza recibía antes de esa guerra, según la ONU.
El ejército israelí afirma que 127 de sus soldados han muerto en la ofensiva en Gaza y que ha matado a miles de milicianos, sin presentar pruebas.
(Cubadebate)
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