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Fotos: ArchivoFotos: ArchivoMar, 2020.- Hoy recordamos el histórico encuentro entre el Lugarteniente General Antonio Maceo y el General Arsenio Martínez, recordado en la historia como la Protesta de Baraguá.

“No nos entendemos”, dijo el cubano en respuesta a las últimas palabras del español. Aquel gesto valiente y firme de Antonio Maceo y sus tropas contra el Pacto del Zanjón, es la bandera de lucha de todas las generaciones de cubanos por derecho de heroísmo. Significa coraje, decoro y fidelidad a la Patria.

José Martí escribió en una carta dirigida a Maceo en 1893: “Precisamente tengo ahora ante mis ojos ‘La Protesta de Baraguá’, que es de lo más glorioso de nuestra historia”.

En el discurso en conmemoración del centenario del suceso, el 15 de marzo de 1878, Fidel Castro, el líder histórico de la Revolución cubana, dijo que “con la Protesta de Baraguá llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre, el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo; y que las banderas de la Patria y de la Revolución, de la verdadera Revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocadas en su sitial más alto“.

Han transcurrido 142 años de la Protesta de Baraguá y el pueblo evoca con orgullo el gesto viril, la intransigencia revolucionaria que enaltece a la Patria, y en las aulas los escolares escenifican siempre aquel singular momento cuando el Titán de Bronce, secundado por sus tropas, se negó a deponer la armas en la lucha por la libertad de la Patria, iniciada el 10 de octubre de 1868

Los profesores de Historia de Cuba en Sierra de Cubitas tienen el encargo de educar políticamente a las nuevas generaciones de cubanos, razón por lo cual cada día se preparan bien para asumir tan importante tarea con las exigencias de estos tiempos, donde la batalla de ideas deviene prioridad.

Colocar la enseñanza de la historia en niveles de excelencia es la motivación de los docentes cubiteños que imparten la asignatura en el Instituto Preuniversitario Rural Orlando González Ramírez del territorio.

Héctor Osorio Vallagas refiere que en sus clases trata de reflejar la emoción, el sentimiento y el conocimiento como elementos claves para lograr el razonamiento de los contenidos que se imparten.

“La idea es que logremos ante todo que se tenga el conocimiento, pero no frío, sino que se abracen ideas devenidas convicciones, razones y argumentos, que se concienticen y lo hagan parte de su comportamiento”, dijo el destacado pedagogo con más de tres décadas frente a las aulas.

Apuntó además que es necesario lograr que la enseñanza de la historia sea una obra hecha con amor con compromisos y conocimientos, porque no se puede enseñar lo que no se sabe.

Para ello hoy se cuenta también con las bondades de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones que ayudan y refuerzan la enseñanza, sin perder el necesario estudio de los documentos, de la lectura del libro de texto y de otras fuentes que para el análisis de la historia son esenciales, y que permiten graduarse paulatinamente en los diferentes niveles de enseñanza, de ahí que no podemos olvidar la historia. Hoy más que nunca es necesario vivir, analizar, estudiar sus procesos, pasados y presentes.