Foto: ArchivoSierra de Cubitas, 6 feb.- Camilo Cienfuegos Gorriarán, el guerrillero insuperable, nace en esta fecha del año 1932. Él es recordado por sus valores que lo hacen trascender de generación en generación y en el imaginario popular como el hombre de mil anécdotas.
En la barriada de Lawton, en la Habana fueron sus inicios donde transpiró cubanía desde que abrió los ojos y por cada uno de sus poros se le fue metiendo el amor por su Patria y el odio a las injusticias, junto a un fanatismo por la pelota, deporte del que fuera un apasionado toda la vida.
Al recordar al también conocido como el Señor de la Vanguardia no podemos dejar de mencionar que tenía dotes de artista, aunque sus sueños de ser escultor se vieron truncos por las penurias económicas, aprendió el oficio de sastre y trabajó como dependiente en la tienda para ayudar al sustento familiar.
A pesar de las vicisitudes nada impidió su carácter franco y noble enseguida se ganaba la simpatía de quienes lo conocían.
Vivió y trabajó en los Estados Unidos, y allí sufrió en carne propia la discriminación racial del que son objeto los latinos. Desde el mismo momento del Golpe de Estado de Batista odió al tirano y se propuso combatirlo de todos los modos y maneras posibles.
Fue Camilo de los jóvenes que apostaron desde un inicio por la lucha revolucionaria de masas, y en una manifestación de protesta contra el régimen de oprobio del tirano.
Solo vivió 27 años, pero está en cada niño que tira las flores al mar o en cada joven que decide estudiar en las escuelas militares que llevan su nombre y se convierten en Camilitos.
Será siempre joven. Será siempre paloma y león. Será el comandante de la eterna sonrisa y el sombrero alón.