Educación
Amigos de las FAR
El premio nacional del Concurso Amigos de las FAR en la modalidad de primer nivel de artes plásticas se entregó en Ciego de Ávila a su ganadora, Sabrina Laffita Hernández, estudiante de la ESBÚ Joe Wetsbrook del municipio de Venezuela.
La joven recibió el galardón, una réplica del yate Granma y un diploma, de manos del Héroe de la República de Cuba, el primer coronel Orlando Cardoso Villavicencio, y acompañada de sus familia y compañeros de aula.
«A mí siempre me ha gustado el dibujo, he estado en otros concursos y quien me enseñó fue mi profesor Yordanys Valderrama», contó la jovencita, quien participó en el certamen mientras era alumna de noveno grado de la Escuela Primaria Rafael Guerra Vives.
Delgada, de pelo rubio y rizado, Sabrina se inspiró en la figura del Comandante en Jefe, a quien dibujó junto a la Sierra Maestra y «a un grupo de soldados», según explicó a JR.
También hizo una precisión: dedicaba ese dibujo y el premio a su papá, el mayor Yiordys Laffita Carcasés y a su mamá Yadira Hernández López, jefa del grupo de inspección de la dirección municipal de Educación.
La habilidad lograda en el manejo de las líneas y los colores, unido al nivel de simbolismo recogido en su obra fueron elementos que tuvieron en cuenta a la hora de otorgar el premio dentro de las siete categorías de este concurso, creado en 1978 por iniciativa del entonces ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro Ruz.
En el acto, donde se dió a conocer la convocatoria a la edición del certamen para el período 2023-2024, participaron oficiales de la Región Militar de Ciego de Ávila, el Sector Militar del municipio de Venezuela y dirigentes del Partido, el Gobierno y la Unión de Jóvenes Comunistas.
(Juventud Rebelde)
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No a las drogas
Elevar la cultura de rechazo ante las drogas y otras sustancias sicoactivas a través de los programas docentes es uno de los objetivos fundamentales de nuestro sistema educativo, mientras trabajamos para perfeccionar la preparación del claustro de profesores en todos los niveles de enseñanza y su relación con las familias.
Así expresó el viceministro de Educación Eugenio González Pérez, durante su intervención en la Mesa Redonda de este martes, en la que se ofreció información en torno al actual escenario del consumo de drogas a nivel mundial, del que Cuba no está ajena, así como el actuar, desde lo penal, ante hechos delictivos en los que incurren, en la mayoría de los casos, las personas adictas.
González Pérez hizo referencia a la Resolución Ministerial 111, mediante la cual, desde 2019, se propician acciones de carácter preventivo para impedir incluso la curiosidad que lleva a no pocos adolescentes y jóvenes al consumo de drogas y otras sustancias. La normativa permite anticiparnos y les otorga autonomía a las diferentes instancias educativas para trazar sus estrategias y diagnosticar a sus alumnos, aseveró.
«La mayoría de los hechos en los que se involucran adolescentes y jóvenes ocurren fuera del ámbito escolar, y ello exige que el intercambio con las familias sea constante, porque aunque en ellas existe rechazo ante el consumo, existen muchos métodos permisivos y no siempre se vela por el correcto actuar de ellos.
«La cultura de rechazo no se adquiere con normas, sino ajustándonos a los códigos comunicacionales de los estudiantes, en alianza con las familias y los maestros, a través de las acciones trazadas en el ámbito curricular y en actividades complementarias que permitan fomentarla, también con la participación de todos los factores comunitarios», agregó.
Nos falta mucho por andar en la producción de resultados científicos, en la innovación para anticiparnos a determinadas situaciones, pero ya vamos percatándonos, por investigaciones, de lo que constituyen las conductas habituales en los propensos al consumo, acotó.
«Los docentes deben estar al tanto de esos estudiantes que vulneran el control familiar, fuman, deambulan en las noches y asumen la recreación ligada al consumo de alcohol y otras drogas».
Para incrementar, además, la percepción de riesgo, es vital impulsar las escuelas de padres y de educación familiar, así como entender que un solo estudiante, con ese actuar, debe ser motivo de preocupación, añadió.
(Juventud Rebelde)
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